06: Complicidad

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C O M P L I C I D A D

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— Vos sos todo lo que quiero — Me decía Gastón con una sonrisa sincera — sos todo lo que necesito.

— Gastón... — Comencé a hablar.

No me dejó terminar, solo unió mis labios con los suyos. Mentiría si decía que sentía bien cuando la verdad era que me sentía mucho más que excelente, eso era todo lo que siempre había querido. Y lo que más me encantaba, era la persona con quién estaba.

— Nina... — Dijo Gastón, uniendo nuestras frentes — Te quiero, y quiero estar con vos. ¿Me darías ese privilegio?

— Yo también te quiero Gastón, y sí, sí te doy el privilegio.

Sonrió para luego volver a juntar nuestros labios.

Desperté. Esto gracias a mi mamá que estaba tocando la puerta de mi habitación con todas sus fuerzas para avisarme que ya era tarde.

Recordé mi sueño y se esbozó una gran sonrisa en mi rostro, siendo sustituida después por decepción; quería seguir durmiendo, no porque tuviera ganas de dormir, simplemente quería seguir soñando, continuar mi maravilloso escape de la realidad, pero al fin y al cabo, era solo eso, un sueño.

Sin embargo, no dejé que me afectara, pues había despertado contenta y no quería arruinar esa felicidad tan fácilmente. Tenía varias razones para sonreír, una de ellas, Gastón. Aunque lo de hace poco había sido solo un sueño, tendría una cita con él, eso sí era real y no podía estar más feliz.

Me arreglé rápido y bajé a desayunar con mi mamá, quién me esperaba con Mora en la cocina.  Estaba un poco rara Mora, según mamá estaba saliendo con alguien, no quería decir con quién, se ponía más extraña aún cuando nombraban a su hombre misterioso y completamente rara cuando estaba con papá o hablábamos de él.

Sospechaba que mi papá tenía algo que ver con su hombre misterioso, tomando en cuenta que era con él que su nivel de extrañeza aumentaba.

Sacándome de mis pensamientos mamá colocó él desayuno frente a mí; una ensalada de frutas. A veces me cansaba un poco de que mi mamá cuidara tanto su salud, incluso llegaba a disfrutar cuando estaba con papá. No me malentiendan, adoraba estar con papá, pero sus comidas eran todo lo opuesto a las de mamá, no es que fuera fan de lo saludable, pero tampoco me encantaba lo chatarra, era más intermedio. En fin, mi mamá siempre estaba cuidando su salud pero aveces me aburría todo eso y me provocaba estar en casa de papá, llenándome de pizza, con helado y crema batida, porque no era tan malo de vez en cuando. Mi mamá y mi papá eran completamente diferentes, no entendía cómo es que llegaron a estar casados.

Desayuné escuchando la conversación de Mamá y Mora, sobre su novio. —El de Mora.—No me sacaba la idea de la cabeza que mi papá tenía algo que ver con eso, ¿Sería algún amigo suyo?

Cuando llegué al Blake ya Luna me estaba esperando, eso me sorprendió por completo, pues Luna no era de las que llegaba temprano, tampoco era que llegara tarde, no, simplemente llegaba a tiempo, solo eso, a tiempo.

Pero ahí estaba ella, con una sonrisa de oreja a oreja como siempre, con algo de picardía en su mirada. Algo se estaba pasando por esa cabecita y presentía que no me iba a gustar.

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora