E X T R A II

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EXTRA II: "¿Qué ocurre en ?"

Realmente estaría mintiendo si decía que la clase me mantenía entretenido, sería una descarada mentira de hecho. Lo único que hacían mis ojos era vagar perezosamente por el salón mientras que mis dedos tamborileaban rítmicamente sobre la mesa de mi puesto, por eso, no lo dudé ni un solo segundo cuando el profesor pidió amablemente un voluntario para llevarle algunos papeles al director, no me importaba que la dirección se encontrara del otro lado del Blake, tan solo quería salir de allí.

Sinceramente estaba comenzando a desarrollar una especie de claustrofobia cuando estaba en algún salón, y eso que llevábamos como mucho cinco meses de clases.

Trataba que mi recorrido fuera lo más lento posible, entre más me tardara menos tendría que estar en el salón de clase, y eso estaba bien para mí. Aunque, debía admitir que la repentina incomodidad que estaba sintiendo en el aula no era el único motivo por el que quería salir de allí, lo cierto era que mis pensamientos estaban tan desorganizados en ese momento que solo quería minutos a solas para repasar analíticamente mi situación.

Y el día lo encontraba extrañamente reconfortante para eso.

Más que mis pensamientos, los que realmente se encontraban afectados eran mis capacidades sensitivas y emocionales, quería hacer algo al respecto, pero no podía si ni siquiera sabía que era lo que estaba sintiendo o de donde habían salido esos sentimientos. Y todo se lo debía a una persona, aquella chica de anteojos de marco rojo.

Aquella chica era la razón de que mis capacidades estuvieran al borde de un colapso y mis pensamientos en un total desorden, y es que desde que habían iniciado las clases mi atracción hacía ella iba más en aumento que en descenso. Y la verdad, no entendía el motivo. Ni siquiera habíamos tenido una mísera charla en todo ese tiempo, y no porque yo no quisiera, el problema era que cada vez que me acercaba a ella tratando de buscar algún tema de conversación, inmediatamente huía de mí, con pasos apresurados y bajando la cabeza para evitar conectar su mirada con la mía.

Mis sentimientos estaban realmente confusos, por eso tan solo quería acercarme a ella de una buena vez, para averiguar si tan solo me llamaba la atención su forma de ser y que una bonita amistad pudiera llegar a surgir entre nosotros o que realmente me atrajera por algo más que eso. Aunque, si era honesto conmigo mismo, ya solo el hecho de que ella rehuyera la mirada de la mía me llamaba la atención de sobre manera, y no en una forma romántica ni mucho menos, simplemente me daba curiosidad sus actitudes retraídas  y escrupulosas ante los demás, quería averiguar el porqué de cada una de sus tímidas miradas o del balbuceo incesante que profería en cuanto alguien se acercaba a hablarle.

Simplemente creía que debía haber una razón oculta tras su forma de ser, y yo lo único que quería era averiguarlo, eso era todo. Sentía curiosidad y no era más que eso… ¿O, sí?

¡Ah! Debía dejar de pensar en eso.

Entre tanto, mis pasos se detuvieron abruptamente al tiempo que palabras siendo emitidas delicadamente hacían eco en lo más profundo de mis sentidos auditivos, fruncí el ceño mientras miraba a ambos lados, esculcando en cualquier sitio de donde pudiese provenir aquella voz, sin embargo, lo que menos me imaginé fue que ese sitio fuera la estancia que estaba frente a mí, en el que encima de su puerta había un cartel señalando que esa era la enfermería.

Entonces, en seguida me aproximé lo más cerca que pude de la entrada y asomé ligeramente mi cabeza, intentando que mi panorama fuera el correcto para  poder observar bien y para que, al mismo tiempo, no pudiese ser descubierto; a todas estas las melodías seguían sonando. Me concentré en seguir el ritmo del sonido, pero ni en un millón de años me hubiese imaginado que la que estaría haciendo esos sonidos sería la misma persona que tenía mis pensamientos revueltos.

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora