45: Sorpresivas situaciones

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S O R P R E S I V A S 
S I T U A C I O N E S 
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Internamente creía que saldrían los chicos desde el fondo de mi closet, mi habitación se llenaría de globos de colores, mientras serpentinas volarían en un vaivén por toda la estancia y mi mamá entraba con un pastel y una velita, en cuanto el reloj marcara las doce. Pero no, obviamente nada de eso ocurrió.

El reloj sí marcó las doce, pero mi habitación seguía tan vacía como en un principio.

Mi celular sonó al instante en que los cuatro dígitos del reloj habían cambiado al 00:00, logrando que surgiera una enorme sonrisa en mi rostro, pero la misma se desdibujó cuando noté que lo que me había llegado era tan solo una notificación de mi calendario.

Mi cumpleaños; se leía en ella.

Ahora que lo analizaba era bastante triste que yo misma tuviera que guardar mi propio cumpleaños para, por lo menos, sentir que alguien me despertaba a medianoche para felicitarme. Pero en mi defensa, eso se me había ocurrido hace años, cuando tenía apenas como seis años, y la verdadera razón por la que lo había hecho era porque nunca alcanzaba estar despierta a esa hora en mis días festivos, y lo único que se me ocurrió fue que me despertara la alarma.

Aunque debía admitir, que muy en el fondo, esperaba tener al menos un mensaje en mi celular, tan siquiera de Luna. Pero no me importó mucho, apenas era media noche, todavía quedaba todo el día para que por lo menos, me llamaran.

                           °°°°°

Cerré mis ojos con placer  y aspiré todo el aroma que se colaba en mi habitación; había un delicioso olor a torta recién hecha. Y tomando en cuenta de que estas eran horas y aún no recibía algún mensaje de felicitación, me animé al notar que al menos mamá nunca me decepcionaba.

Dejé de cepillar mi cabello, alisé mi uniforme con las manos y guindé mi morral en el hombro, totalmente lista para iniciar con un nuevo día. Pronto, emprendía mi viaje directo a la cocina, dejándome guiar por el exquisito aroma que perfumaba toda la casa.

En cuanto llegué, mi primera visión fue sobre el desayunador donde reposaba una apetecible torta de chocolate, y en segunda, a escasos centímetros de ésta, dos bolsas de regalo, una con un gris refinado y puntitos simétricamente ordenados, mientras que la otra era colorida por todos lados y sobresalía un gorro de feliz cumpleaños, los regalos eran de mamá y Mora; no había que ser un genio para saber a quién pertenecía cada bolsa.

— ¡Feliz Cumpleaños, Nina! — Exclamaron ambas al unísono, seguido de un sonido proveniente de una bocina en la boca de Mora. 

Agradecí sonriente, aceptando el abrazo de cada una y los obsequios que al mismo tiempo me entregaban. Después de comer pastel, decidí que le llevaría una rebanada a cada uno de mis amigos, queriendo que disfrutaran conmigo el magnánimo sabor que lo definía. 

                           °°°°°

Las enormes puertas del Blake ya estaban abiertas cuando llegué, por lo tanto entré directamente sin esperar ni buscar a nadie, pero para mi sorpresa todo nuestro grupo de amigos —Y con todos me refiero a Luna, Jim, Yam, Ramiro, Matteo, Gastón y asombrosamente, también Jazmín y Delfi.— estaba reunido en la entrada de nuestra aula.

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora