E X T R A X

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EXTRA X: “El padre de mi novia.”

Cuando iba de salida esa mañana no pude evitar sonreír mientras el portón de mi casa se cerraba detrás de mí, había decidido pasarme por la casa de Nina para irnos juntos al Blake. La verdad que ahora que por fin nos habíamos arreglado, a duras penas podía mantenerme lejos de ella, quería recuperar todo el tiempo perdido. Pero lo que no me esperaba era que al llegar a su casa Ana me diría que no iría al Blake.

— ¿Por qué? ¿Ella está bien? — Las preguntas salieron casi de forma automática de mí, y es que el que Nina faltara al instituto, y aparte de eso Ana no objetara, asombraba bastante.

Mi suegra me dio una última mirada antes de volver en dirección a la cocina, al cabo de algunos segundos ella volvió con un té en una de sus manos mientras que en la otra tenía unas pastillas, Ana me entregó ambas cosas para tomar un plato con tostadas que estaba sobre la mesa. 

— Estuvo toda la noche con fiebre y dolor de cabeza. — Me informó ella. — Yo realmente espero que sea solo un resfriado por el baño en la lluvia de ayer. — Mencionó, y yo enseguida me sentí culpable. La discusión que habíamos tenido el día anterior mientras llovía, seguramente había influido en su resfriado.

Las facciones de mi rostro podían reflejar lo apenado que me sentía, una característica que esperaba Ana no se percatara, con lo protectora que era ella, no quería que pensara que por mi culpa ahora su hija estaba enferma. Para mi suerte, ella ignoró mi rostro apesadumbrado.

— ¿Puedes llevarle eso, y comprobar su temperatura? Yo mientras tanto, iré a ver si Mora ya preparó la infusión.

No le di ni un solo segundo de duda y simplemente me dirigí escaleras arriba hasta toparme con la puerta del cuarto de Nina, con lentitud giré el picaporte y asomé mi cabeza por el umbral. Me reí cuando la encontré tirada en la cama con los brazos y piernas extendidos exageradamente, soltando quejas audibles por tener problemas para respirar adecuadamente.

— ¿Interrumpo algo? — Inquirí divertido, me hacía gracia el verla hablando con ella sobre unas gotas que al parecer, no contaba con el cien por ciento de efectividad.

Nina se sobresaltó, para después erguirse en la cama y dejar su sorprendida mirada en la mía. Podía notar los círculos negros marcados bajo sus ojos, mientras que su piel estaba más pálida de lo normal.

— ¿Q-qué hacés aquí? — Su voz salió trémula y nasal, irritada por el resfriado.

Ignoré su pregunta y me acerqué hasta estar de pie frente a su cama, dejando el té y las pastillas que me había dado su mamá, en la mesita de noche a lado de su cama. Después de eso sí me esmeré en observarla, su pijama de corazones me sacó una sonrisa, pero la misma se desdibujó cuando volví a percatarme de sus facciones cansadas. Odiaba verla así.

— Venía a buscarte para el Blake, pero tú mamá me dijo que no irás… — Decidí contestar al fin la pregunta que me había hecho, tomé asiento a su lado y toqué su frente con la palma de mi mano para comprobar su temperatura, como me había pedido Ana — ¿Cómo te sentís?

Nina negó reiteradas veces con la cabeza mientras me mostraba una hermosa sonrisa, una que tuvo la capacidad de embobarme por completo.

— Estoy bien… Sabés lo exagerada y protectora que es mi mamá, ella simplemente pensó que era mejor que me quedara descansando.

— Pues concuerdo con ella.

— Igual de exagerada que vos. — Agregó ella al instante, todavía sonriéndome.

Y en ese momento me percaté que aún no la había saludado como era debido, por eso le mostré una sonrisa ladeada mientras me acercaba hacia ella, juguetón. De forma instintiva mis ojos se cerraron, pero al estar casi rozando sus labios mi ceño se frunció, sintiendo como el beso se estampaba en su mejilla.

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora