34. - Valiente

2.7K 94 8
                                    


Mi habitación era un desastre total; ropa por doquier, libros desorganizados en  mi cama, el estante —Donde debían estar mis libros.— ocupado por perfumes de todo tipo de aromas.

En pocas palabras, mi habitación parecía la de Jazmín, Ámbar o Delfina.

Todo esto se debía a la gran estulticia de Mora, pues la competencia Intercontinental sería el día siguiente a ese, Mora le ayudaba a Yam con los diseños junto a la utilería y empleaban mi habitación como un estudio, logrando que me quedara varias veces a dormir en casa de Luna, o simplemente donde papá.  

Había pasado de todo en esos días, resultó ser que el novio de Mora era mi papá, lo que originó un gran enfado en mi mamá al descubrirlo y que no le hablara a ninguno por varios días, pero por suerte, al cabo de esos días, mamá pareció entrar en razón y los disculpó a ambos.

Por otra parte, con Gastón todo iba bien, solo que algunas veces insistía muchísimo en que debía contarle a los demás mi secreto de Felicity, ocasionando una que otras discusiones. No eran tan fuertes, pero de igual manera me ponían mal, y a Gastón igual, sin embargo seguía con su petición llegando hasta tal punto de complotarse con Luna.  

Obviamente me negué rotundamente a ambos, quería que ese momento fuera especial, que en verdad estuviera lista para revelarles a todos mi secreto. Claro que eso lo pensaba días atrás, pero en ese preciso instante empezaba a gustarme la idea que todos supieran la verdad, creía que ya venía siendo hora de confesar. 

– ¿Cómo crees que deba ir esto? – Preguntó Mora, refiriéndose a los vestidos que usarían las chicas. – ¿De azul o verde?

– No sé. ¿Por qué no le preguntás a Yam? – Inquirí, sin despegar la vista de mi libro.

– Ni siquiera miraste Nina.

– Ya, perdón. – Dirigí mi vista hacia donde ella estaba, sosteniendo un vestido escarchado en su mano. – ¿De azul?

– No, queda mejor de Verde. –
Volteé los ojos fastidiada.
¿Para qué me preguntaba si iba a hacer caso omiso de mi respuesta?  

Estaba empezando a enfadarme, y no era para menos. Hace días estaba tratando de terminar mi libro y no había podido, primero por las insistencias de mi querido novio y mi mejor amiga para que confesara, segundo por la competencia que se aproximaba y tenía que estar de aquí para allá acompañando a Luna, ultimando con la invasión de mi casa y/o habitación para terminar los diseños de la competencia.

¿Es que no podían hacerlos en casa de Mora o Yam? ¿O Sencillamente en el Roller?

Sin tomar en cuenta mi exasperación, preferí mandarle un mensaje a Gastón, era la única persona que creí disponible, pues Luna estaría ocupada con la competencia, al igual que los demás chicos, dejando como última opción a mi novio. 
Y no es que no quería verlo, al contrario, era lo que más deseaba en aquel momento, pero es que iba a empezar a insistir con el tema de Felicity y en vez de apaciguar mi enfado lo que iba a hacer era aumentarlo.
Sin embargo, ignoré ese hecho, y decidí mandarle un mensaje.

Yo:

¿Puedo ir a tu casa?

La casa de Gastón era el único sitio donde creí poder terminar de leer con tranquilidad, ya que los demás sitios donde podría, seguramente estarían atiborrados de gente.

Sacándome una enorme sonrisa, Gastón contestó de una vez. 

De: Gastón❤

Depende… ¿Seguís enfadada?

Olviden lo de la enorme sonrisa.

Yo:

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora