41: Lugar de malos recuerdos

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L U G A R  D E
M A L O S  R E C U E R D O S

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Iba de aquí para allá con pasos agigantados, los nervios me carcomían por dentro y creía que mi labio ya sangraba de lo mucho que lo había mordido. Pero no me podían culpar, los nervios ocasionaban todo eso.

— Nina, tranquilízate ¿Si? — Luna puso sus manos en mis hombros, mientras los acariciaba levemente. — Todo va estar bien, solo tienes que tener paciencia y esperar un poquito.

Mi cuerpo paró, pero mis pies seguían moviéndose involuntariamente ocasionando repiqueteos en el piso. Saqué del bolsillo de mi pantalón el celular para consultar cuanto tiempo llevábamos allí y observé que había pasado, como mucho, apenas media hora. Estaba totalmente desesperada, los segundos parecían horas y mis circulaciones nerviosas estaban cada vez más alteradas.

— Ya sé Luna, es que no me gusta este sitio, me trae feos recuerdos. — Dije, dando un leve vistazo por mis alrededores.

Con la vista perdida en un punto en específico, escuché el timbre de mi celular retumbar en mis oídos con exigencia, haciendo un eco en toda la sala de espera cada vez más profundo e intolerable. Lo tomé y di un breve vistazo a la pantalla, encontrando un número desconocido llamándome, contesté y en seguida supe de quien se trataba.

— ¡Nina! ¿Cómo está Gastón? Estuve llamando a Matteo pero no atendió. — Era Alexa, la mamá de Gastón. Su voz se escuchaba realmente preocupada, y mientras más me tardaba para contestar, más se aceleraba su respiración. Podía entender lo preocupada que estaba, pues yo me encontraba de la misma manera. — Pero... ¿Qué fue lo que pasó? — Preguntó ella, de fondo escuchándose voces masculinas. Supuse que era su esposo, preguntando por su hijo.

— N-no lo sé, no me han dicho nada. — Contesté, abatida por todos los sentimientos que se arremolinaban en mi interior.

El olor a medicamentos mezclado con una especie de desinfectante, llegó a mis fosas nasales, e inhalando fuertemente, se intensificaba cada vez más.

Odiaba los hospitales.

Aún me recordaban al momento de mi accidente y cuando perdí mi memoria; sencillamente los aborrecía.

Y aseguraba que los iba a odiar muchísimo más después de ese día.

Todavía sentía la horrible sensación que me atrapó cuando Matteo me informó mediante una llamada telefónica qué habían llevado a Gastón al hospital, mi corazón oscilaba sin tranquilidad y mis ojos instintivamente se rasgaron. No me logró explicar el motivo por el cual lo habían llevado, pues en ese instante el doctor exigió su presencia y se tuvo que ir apresuradamente, no sin antes informarme el nombre y la dirección del hospital.

Me dijo también que no me preocupara, pero ¿Cómo quería que no lo hiciera? Era Gastón de quien hablábamos, el hecho de que me dijeran algo como eso y sin explicarme que había ocurrido me iba a preocupar inevitablemente. Luna, al notar mi expresión alarmada, en seguida me preguntó qué había ocurrido y logró que le explicara todo rápidamente para irnos hasta allá.

Había olvidado que todavía estaba al teléfono con la mamá de Gastón, por lo que me exalté cuando una voz muy cerca de mi oído, reclamaba mi atención. Sin embargo la ignoré al notar que Matteo se aproximaba hasta donde estábamos nosotras, me despedí de Alexa diciéndole que cualquier cosa le informaría y enseguida fui al encuentro de Matteo, mientras Luna me seguía.

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora