37.- Muchas preguntas & un sueño.

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– Soy Luna. – Dijo la chica, extendiendo su mano en presentación. Yo no podía decir mucho, así que solo le di una sonrisa tímida como respuesta. – Verás que pronto recuperarás la memoria. Mira que yo soy muy insistente y logro todo lo que me propongo. Si no me crees, pregúntale a cualquiera que esté aquí. – Hizo un gesto con las manos señalando toda la habitación, mientras su rostro se dividía en una gran sonrisa.

– Yo creo que la palabra insistente le queda chica, es mucho – Alargó la U – más que eso. – Me dijo Matteo.

No pude evitar cuestionarme el motivo por el cual Matteo me hablaba, digo, era Matteo, el chico más popular del Blake. ¿Por qué me hablaba?

– Yo la conozco desde hace años y te puedo asegurar, que jamás se da por vencida. – Dijo el chico desconocido. – Por cierto, soy Simón.

– Mucho gusto Simón. – Hablé.

– Muchas presentaciones por hoy. – Gastón se aclaró la garganta tratando de ocultar su voz rasposa, como si tuviese un nudo en la garganta que no lo dejaba hablar. – Yo creo que es mejor que dejemos a Nina sola, así descansa un poco. Ha sido mucho por ahora. – Él lo había dicho, había sido mucho, y lo peor era que recién despertaba.

– Sí, yo opino igual, será mejor que descanse un poco. – Secundó la idea Luna. – Igual no te librarás de mí tan fácil. Más tarde volveré e iniciaré con la operación, devolverle la memoria a Nina. – Mostró una sonrisa de Oreja a oreja, y salió despidiéndose de mí.

Miré extrañada a Gastón, quien en vez de irse, se posicionó frente a mi cama y les avisó a los demás que en un rato salía.

En una habitación, a solas, con Gastón. Era lo único que mi mente podía procesar, olvidándose por completo de controlar mi respiración y mi corazón.

Gastón sonrió al escuchar los pitidos acelerados de mi corazón en la maquina, pero segundos después, su sonrisa se desvaneció y me miró a los ojos.

Me descolocó el dolor que vi en ellos, y enseguida me preocupé por él. ¿Qué le estaba pasando?

– ¿E-es-tas bien? – Pregunté, logrando que él asintiera en respuesta.

– Sí, solo estoy algo cansado.  ¿En serio no te acordás de nada? – Preguntó con el ceño fruncido. – ¿Todo lo que pasó se te olvidó? –
Bastó solo eso para que cuestionamientos se empezaran a formular en mi cabeza.

¿Por qué se mostraba tan dolido?

¿Por qué de pronto los chicos más populares se preocupaban por mí? 

Era todo tan inverosímil, no podía creer que eso estuviese pasando, sorprendentemente por fin tenía amigos y para mí mala suerte lo había olvidado. Y me frustraba, me frustraba pensar que seguramente me había olvidado del mejor momento que podría estar pasando, que por más que quisiera y que intentara no podría recordar.

Lo peor era Gastón, ese chico pelinegro que siempre me había gustado estaba allí, al borde del llanto, y no entendía porque. Se suponía que yo era la invisible, para el Blake, para el Roller, e inclusive muchas veces para mis padres, pero principalmente para él.

¿Por qué? ¿Qué hacía allí? ¿Por qué estaba ahí? Quería respuestas y me fastidiaba no poder obtenerlas.

– G-gastón. – Miró en mi dirección de inmediato, con una mirada inescrutable. – ¿Q-qué p-pasó en-tre nosotros? – Sin previo aviso, hice la primera pregunta de tantas, sin importarme como se lo tomaría Gastón, yo solo quería mi respuesta. Bajó la mirada y rió sin una pizca de diversión, mientras frotaba sus ojos con fastidio.

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora