Simplemente tú.

19: La cena

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❇— L A  C E N A —❇

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FelicityForNow: "¿Qué es el amor? No te quedes en una pregunta, salí a encontrarlo o nunca lo vas a saber. #VivirElAmor"

Sonreí al publicar el post, me sentía realmente feliz. Y el motivo de esto era bastante abvio a mi parecer, ya llevaba varios días de novia con Gastón y no me cabía tanta felicidad en el pecho. Aunque algo, por mas pequeño que era, no me dejaba disfrutar en paz esa felicidad; ya era viernes.

VIERNES

Siete letras, una palabra. Significaba que había llegado el día de la cena. La dichosa cena. Y la verdad era que aún no entendía el porque de tanta formalidad, solo era mi novio, no nos íbamos a casar ni nada por el estilo. Sí, tenía que presentárselo a papá en algún momento, pero no era necesario tanto protocolo para eso.

Mi relación con Gastón iba cada vez mejor, aunque aún seguía con mis nervios de siempre, a él no parecían molestarle, pues decía que me hacían ver tierna.

Yo no solía dar demostraciones de cariño frecuentemente, de hecho rara vez lo sorprendía abrazándolo, acción que correspondía al instante. Tampoco había sido capaz de darle un solo beso desde que habíamos comenzado a salir, en realidad solo nos habíamos dado dos en los labios, —El día que empezamos a salir, y cuando nos despedimos ese mismo día.— los demás solo eran en la mejilla y más por parte de él que mía. Me pareció absurdo, eramos novios, debía ser capaz de besarlo.

Así que ese día iba decidida, lo saludaría como correspondía.

Después de vestirme para ir al Blake, mi mamá me llenó de recordatorios, sin dejarme desayunar tranquilamente me manifestaba que no debía olvidarme que esa noche sería la cena, —Como si hubiese sido posible— que avisara a Gastón, y otra vez, que por favor no lo olvidara.

Ignorando su insistencia me fui directo al instituto. Al llegar lo primero que vi fue a mi novio —Ya era hora que me fuera acostumbrando— en busca de algo entre la gente, detuvo su mirada en mí y me lanzó una sonrisa de soslayo mientras yo me apresuraba por llegar a su lado.

Era el momento y estaba decidida.

Llegué junto a él y lo primero que hice fue ponerme de puntitas y darle un casto beso en los labios. Me miró sorprendido como era de esperarse, yo también estaría sorprendida.

— ¿Y eso? — Preguntó con  sorpresa, pero sin lograr ocultar la enorme sonrisa que formaban sus labios.

— ¿Qué? ¿Acaso, no puedo darle un beso a mi novio? — Pregunté, esta vez sorprendiéndome más a mí misma que a él.

— Sí, por supuesto que podés. — Como si fuera posible, agrandó más su sonrisa — Podés darle todos los que quieras. — Manifestó, inclinándose un poco y dejando otro corto beso en mis labios.

Sonreí, mientras captaba las miradas mortíferas que las chicas presentes me lanzaban, al parecer aún no podían creer que yo estuviera con Gastón. Y no me podía fastidiar más ese hecho, o sea, sí, era sorprendente, pero tampoco para tanto.

— No puedo creer que aún me miren de esa forma.

Gastón arrugó el entrecejo confuso, pero cuando miró hacia los lados en busca del motivo de mi comentario, comprendió y soltó una leve risa.