09: Los tres mosqueteros.

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L O S  T R E S
M O S Q U E T E R O S ————————————————

Estaba en las escaleras del Blake con un libro en mis manos y los audífonos puestos esperando a que Luna llegara, pues me había dicho que la esperara allí porque, cito: "Algo catastrófico pasó."

Luna tendía a ser algo... Exagerada algunas veces. Me preguntaba que sería lo que tenía para decirme.

Ya me sentía mucho mejor, tuve que estar dos días en mi casa descansando. Dos días que a pesar de mi resfriado, fueron dos de mis días favoritos, y no porque estuviera enferma y no pudriera salir a ningún evento social. —Cosa que también me gustó; era de las que preferían quedarse en casa con un buen libro— sino porque en esos dos días Gastón fue a mi casa junto con Luna —A veces también iban, Yam, Jim, Simón, y Matteo, que iba a acompañarlo a Gastón— a "cuidarme", esto entre comillas porque lo menos que hacían era cuidarme, mamá era la que estaba pendiente de mi cuando llegaba del trabajo, ellos lo único que hacían era distraerme un rato y Gastón muchas veces agarrar los libros que tenía —Los cuales eran muchos; Gastón se emocionó bastante al ver mi estantería llena— para leerme alguno.

A pesar de eso seguían raros; cuando veía hablando a Gastón junto a Luna y se percataban de mi presencia en seguida se callaban, seguido de inmediatas miradas cómplices. De igual forma cuando escuchaba a Gastón con Matteo. Por ejemplo, cuando estaban en mi casa escuché que hablaban algo sobre mí pero no logré saber qué, luego escuché algo sobre una cita que tendría Gastón, eso me destrozó completamente, ya sabía que alguien como yo no le podría gustar a alguien como él, pero igual me dolió. Lo que más me desconcertó, fue que en la misma conversación me nombraron a mí, no tenía ni la mas mínima idea del porque.

Regresé las páginas para volverlas a leer, estaba tan pensativa que simplemente pasé las carillas sin prestar mínima atención a lo que estaba leyendo.

Sentía una mirada puesta en mi de una forma casi escalofriante, lo que hizo girar mi cabeza tratando de encontrar de donde provenía tanta atención; miré hacia la derecha descubriendo que no había nadie, sin embargo, al voltear a la izquierda, solté un gritito ahogado sorprendiéndome bastante.

— Gastón, me asustaste. — Le dije al culpable.

Estaba tan absorta "Leyendo" y en mis pensamientos, que no me había percatado que estaba sentado a mi lado, mirando sobre mi hombro el libro que tenía.

— Lo siento, te vi tan concentrada que no quería molestar. Me llamó la atención él libro que estabas leyendo y me puse a leerlo con vos.

— N-no te vi. — Balbuceé

— Me di cuenta. — Rió. — ¿Qué estabas leyendo?

— Es un libro de psicología, se llama los cuatro acuerdos.

— Me llamó mucho la atención. ¿Me lo prestás cuando termines?

— S-sí claro.

— ¿Que hacés tan temprano aquí? — Preguntó.

— Estaba esperando a Luna.

No terminamos de habla, pues el timbre nos interrumpió. Me fui directamente a clase y cuando llegué me percaté que Luna ya estaba ahí, sentada tranquilamente. La fulminé con la mirada cuando llegué a su lado.

— ¿Que pasa Nina? — Preguntó tranquila.

— ¿Que pasa? — Pregunté yo en cambio, sarcástica.

Soltó una carcajada al ponerle cara de pocos amigos.

— Bien, lo siento. — Alzó las manos en señal se rendición, mientras se mordía el interior se su mejilla para evitar reirse.

— ¿Por qué me dijiste que llegara temprano, y no llegaste?

— Es que ... — Interrumpió la profesora entrando al salón.

Le dejé una mirada que decía claramente que continuaríamos después esa conversación. La clase pasó rápido, me quede en el salón para preguntar sobre unas dudas que tenía del tema mientras Luna salía sin mi. Aclaré mis dudas y, seguidamente, salí hasta el pasillo.

Ahí estaban ellos; Luna y Gastón hablando, no se habían percatado aún de mi presencia. Así qué, sacando provecho de la situación, me escondí tras la pared donde se veía y escuchaba todo sin que ellos se dieran cuenta.

— Gastón tienes que actuar rápido. Nina de seguro me preguntara otra vez sobre porque la hice venir temprano. — Decía Luna

— Sí, ya se. Es solo que no sé cómo. — Contestó Gastón.

— Pues averígualo. Nina sospecha cada vez más. — Terminó Luna.

Quedé igual de dudosa. Lo único que logré averiguar fue que toda esa complicidad se trataba de mí... Pero ¿Por qué? ¿Que estaban planeando?

Con esa y otras dudas decidí ir e interrumpir, pero me detuve en seco cuando vi que otra persona se sumaba a la conversación.

— ¿Ya planearon algo? — Preguntó Matteo.

— No, no tengo ni idea de cómo hacer. — Respondió Gastón.

— ¿Desde cuándo sos tan tímido con las chicas? — Matteo mostró una sonrisa arrogante.

— Desde que me gusta ella amigo, no sé qué hacer. — Sonrió exasperado, consintiendo las palmaditas en su espalda por parte de Matteo.

Hablaban de una Chica que le gustaba a Gastón, lo que hizo que mi corazón se partiera en pedacitos.

¿Qué chica? Y más importante aún... ¿Que tenía que ver Luna?

— Pues será mejor que pienses algo rápido. — Se unió Luna.

— Todos para uno y uno para todos. — Matteo colocó su mano en el centro, ocasionando risas de los chicos y que le siguieran el juego.

— Lo vas a lograr Gastón, ya verás. — Le aseguró Luna.

Había llegado el momento de interrumpir. Al parecer a Gastón le gustaba una Chica y Luna le estaba ayudando. Entonces, mi conclusión fue; Luna no quería que yo estuviera al tanto, pues conocía mis sentimientos hacía Gastón. Pero aún no coincidía del todo, porque si Luna sabia lo que sentía, entonces ¿Por qué le ayudaba?

Me acerqué y como era de esperarse se callaron cuando me vieron. Luna y Matteo mandaron una mirada cómplice a Gastón, quien me sonrió y bajó la cabeza.

°°°°°

Luna se encontraba un poco nerviosa, le faltaba un integrante para su equipo de patines y no encontraba. Ya me había pedido ayuda, pero se había olvidado de algo; era Nina Simonetti y no patinaba. Quería ayudarla, pero con solo imaginarme sobre unos patines ya estaba nerviosa.

Támara le advirtió que si no encontraban remplazo para esa misma tarde, no podrían participar en la competencia.

"¿Patino o no patino?" Me debatía internamente. Luna era mi amiga y me necesitaba, ella siempre estaba ahí cuando era yo quien necesitaba ayuda. La amistad es mas poderosa que cualquier cosa.

Las palabras salieron de mi boca casi automático; sin darme oportunidad a retenerlas. Ni siquiera pasaron por mi cabeza primero, simplemente hablé sin pensar.

— Támara, yo participaré con ellos. — Dije, obteniendo la atención de todos.

Oh, como me arrepentiría de eso.

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora