Simplemente tú.

16: Discusión y confirmacion de sospechas.

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D I S C U S I Ó N
Y  C O N F I R M A C I Ó N
D E   S O S P E C H A S
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— ¡Estoy bien! — Contesté exasperada.

Mi mamá no dejaba de insistir en que tenía un brillo especial. —Así le llamó ella a mi felicidad. — Y es que, desde que había llegado el día anterior no dejaba de preguntarme qué pasó para que me pusiera de tan buen humor; me había descubierto suspirando varias veces y con una sonrisa plasmada en mi rostro.

— ¿Segura? Mirá que te conozco Nina. — Insistió

— Tenés un semblante totalmente distinto al de todas las mañanas. — La apoyó Mora.

— Mamá, Mora. Estoy bien, igual que siempre. Ahora si me disculpan, voy tarde a clase. — Me fui con la esperanza de que a mamá se le borrara esa idea de la cabeza y no siguiera insistiendo en el tema.

Mi mamá podía ser algo insistente algunas veces, y mucho más si Mora la estaba apoyando. No era que no quería hablarles sobre Gastón, el problema era, que si lo hacia iban a suplicar que se los presentara y haciéndolo pasaría grandes vergüenzas. Ya sabía que en algún momento se los tenía que decir, — Incluyendo a papá, y no sabía como reaccionaría ante la idea de que su única hija, tuviera novio. — porque eran mis padres y Mora una gran amiga de mi mamá. No me gustaba, ni debía, guardarles secretos. Solo esperaría un tiempo para decírselos.

Luna ya me esperaba en la entrada del Blake con una sonrisa en su rostro y el semblante totalmente distinto al del día anterior.

— Luna ¿Como estás? — Pregunté cuando llegue a su lado.

— Hola Nina. Estoy más que bien. — Saludó ella.

Mi sonrisa se ensanchó.

— Y.. ¿Se puede saber porqué?

— Acepté ser la novia de Simón. — Dijo simplemente.

La sonrisa que tenía fue sustituida por un ceño fruncido, en señal de incredulidad.

–¿Qué?

–Que acepté ser la novia de Simón– Respondió obvia.

–Sí, ya te escuché. Pero... ¿Porqué?

–Por que si no lo hacía nuestra relación cambiaría.

–¿Entonces estás con él solo por compromiso? – Pregunté

Se quedó callada. Sabía que no era correcto lo que estaba haciendo, no debía crearle falsas esperanzas a Simón respecto a sus sentimientos, y justamente eso, era lo que hacía.

Fuimos directo al salón de clase, no hablamos durante todo el rato y era mejor así. Ambas sabíamos que si alguna llegaba a hablar, eso terminaría en discusión y ninguna quería discutir. Mucho menos, por un tema como ese, en el que Luna sabía que yo tenía razón.

Pero allá ella, sabía lo que hacía, después debía atenerse a las consecuencias.

Pasamos toda la clase calladas y sin dirigirnos una sola mirada. Al salir, también estábamos igual, solo que con Jim y Yam a nuestras espaldas.