33.- Celos

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No sabía cuanto tiempo llevaba buscando a Gastón, ya hasta me estaba empezando a preocupar, mientras que miles de preguntas se empezaban a formular en mi mente.

Me pregunté si se iría a su casa, pero llegué a la conclusión de que no era posible, pues hubiese visto el auto de su chofer al recogerlo.

– ¡Luna! – Exclamé al ver a mi amiga hablando con las chicas. Me acerqué rápidamente, y enseguida fui al grano. – ¿Has visto a Gastón? No lo encuentro por ningún lado.

– ¿Cómo así? ¿No estaba contigo? – Preguntó Luna confundida, y en seguida Jim y Yam se unieron a la conversación.

– Sí, estaba. Pero luego me quedé absorta hablando con Xavi, y cuando fui a ver, él ya no estaba.

– ¿Sería que fue a su casa? – Inquirió Yam.

– No creo, lo hubiese visto salir.

– ¿Por qué no le llamas? – Esta vez fue Jim.

Eso era lo peor de todo, al principió marcaba su número y no contestaba mis llamadas, pero al ir por la quinta llamada, la operadora decía que el celular estaba fuera de servicio. Mínimo, Gastón podría tener algunas veinte llamadas mías y unos diez mensajes de textos.

– Ya lo hice, pero no contesta ni llamadas ni mensajes. – Mi rostro denotaba la frustración que sentía, y las chicas al notar eso, me prometieron que ayudarían en mi búsqueda.

Volví a dar otra vuelta por el sitio, buscando con la mirada una y otra vez a mi novio. Salí a donde había estado con Gastón antes, donde Xavi apareció en el momento más inoportuno que podía.

Dirigí mi vista al anochecer y una falena paseó frente a mis ojos, haciendo que la siguiera con la mirada y notara que se posicionó en la rama de una planta. Asimismo, logrando que más allá captara a una persona sentada bajo un árbol, lanzando piedras al azar, y siendo acompañado por otro chico más.

Curiosamente era el mismo árbol donde había visto a Matteo y a Luna, y de casualidad el chico que acompañaba se parecía a Matteo.

Esperen...

¡Matteo!

Me moví lo más rápido que pude y di la vuelta por dentro de la casa, seguidamente, corrí hasta el gran y frondoso árbol. Y efectivamente, como lo sospeché, Matteo era el acompañante, quería decir que, Gastoncito estaba con él.

– Hola. – Dije, al estar por completo cerca.

– Hola. – Contestó solo Matteo. – Mejor voy a buscar a Luna.

– Felicidades por su noviazgo. – Le dije cuando pasó por mi lado, como respuesta obtuve una sonrisa sincera y me agradeció levemente.

Tomé asiento al lado de Gastón, mientras él seguía lanzando piedritas y me ignoraba rotundamente.

– Hola. – No contestó; enserio dolía que me ignorara.

Y me sentí muchísimo peor de lo que ya me sentía, pues deduje que así se debió haber sentido él cuando yo estaba con Xavi, más yo no lo hice a propósito. ¿Cómo hacer que él entendiera eso?

– Gastón...

– ¿Ya se fue tu amiguito? – Preguntó aún con la vista al frente.

– No, de hecho no teníamos mucho de que hablar.

– ¿No? Yo los vi muy a gusto. – Dijo haciendo una mueca.

¿Qué le pasaba?

– ¿Qué te pasa? – Me atreví a preguntar.

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora