Simplemente tú.

31. - Carnaval veneciano.

Era evidente todo el esfuerzo que  estaban poniendo en el evento, pues la decoración estaba quedando magnifica, y eso sin contar que aún faltaban unos que otros adornos.

La celebración de carnaval se llevaría a cabo el día siguiente a ese, y tomando en cuenta que era el Blake uno de los principales organizadores, eran los departamentos de creatividad y audio visuales, quienes mayormente se encargaban de todo. Se había dicho que otras instituciones estarían invitadas, por tanto, también colaboraban con algunos decorados que enviaban. Un instituto extranjero sería uno de los principales invitados, sin embargo, aún no se sabía cual, ni de donde provenían. Por lo menos, nosotros no lo sabíamos todavía.

Volví mi vista a la ventana, tomando nota de las indicaciones que daba el profesor.

— Oye Nina. — Giré mi cabeza a mi derecha, donde Luna estaba sentada. — Está quedando padrísima la decoración de la fiesta.

— Sí, se ve que están haciendo un buen trabajo. — Murmuré, lo suficientemente alto para que solo Luna escuchara.

— ¿Irás? — Preguntó ella con el mismo tono de voz. Yo asentí en respuesta. — Supongo que con Gastón.

— Sí. Y yo supongo que vos con Matteo.

— ¿Qué? ¿Por qué dices eso?

— Últimamente se están acercando más.

— Bueno, eso sí es cierto. — Me dio la razón. — Matteo ha estado muy atento.

— Y... — Incentivé a que continuara.

— Y... Creo que tienes razón. — Luna dirigió su vista a la mía, al tiempo que yo fruncía el ceño confundida. — Tal vez sí me guste un poco. — Abrí los ojos como platos, mientras que la voz del profesor seguía de fondo y mi mano seguía su escritura automáticamente. — Dije solo un poco. Además, no va a pasar nada más.

— Eso decís. — Dije, apenas audible. — Quiero decir, uno nunca sabe, capaz pasa algo en la fiesta.

Me había enterado de muy buena fuente, que Matteo le tendría una sorpresa preparada a Luna. Y tomando en cuenta que esa buena fuente, era Gastón, prácticamente le rogué para que me siguiera contando, pero pese a que le prometí que no le diría nada a Luna, no quiso aportarme más información.

— ¿Que quieres decir? — Preguntó con el ceño fruncido.

Ups, al parecer Gastón tenía razón al no querer contarme. Pensé.

— Simonetti, Valente. ¿Algo que quieran compartir con la clase? — Reprendió el profesor.

En seguida negamos, mientras Luna deshacía el ceño fruncido y yo agradecía mentalmente al profesor, que gracias a su interrupción me salvé de buscar alguna explicación creíble a Luna.

Media hora más tarde salíamos del aula, encontrándonos con nuestros amigos afuera.

— Acá están sus antifaces. — Yam había sido la encargada de los vestuarios, puesto que era la que más tenía conocimiento sobre el tema. — Chicas, nuestro atuendo lo dejó Mora en casa de Nina, así que, — Dirigió su mirada hacía mí — si no te molesta Nina, podríamos ir a arreglarnos allá.

— Por mi está bien. Solo debo preguntarle a mamá.

— Bien, entonces nos avisas.

Dimos nuestra pequeña charla por terminada, y cada quien volvió a su respectivo salón.

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Estiré mi cuerpo mientras lanzaba un bostezo al aire, el reloj despertador a lado de mi cama marcaba las 7:00 am, y mis piernas aún seguían bajo las cobijas, mientras que mis brazos extendidos sostenían mi cuerpo.