12: Sentimientos nuevos

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S E N T I M I E N T O S

N U E V O S

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— Me quedé encerrada — Murmuré

Pero... ¿Cómo? Recién iba entrando y no había nadie más ¿Se cerraría sola? No. No podía ser, nunca antes había pasado algo así.

Pensando cómo podría salir de allí, se me fue el tiempo. La única solución que tenía era esperar que alguien fuera hasta allí o que Luna se diera cuenta de mi desaparición y se le ocurriera buscarme.

Oh no.

Mi cita con Gastón. No podría ir, ahora pensaría que no quería que me enseñara, cosa que no era cierta. Sí iba a ir, contra mi voluntad, pero iba a ir.

Tal vez estén pensando ¿Porque no se me ocurría llamar? La cosa es que, cuando me fui a los lockers, olvidé mi celular en una de las gradas donde me encontraba sentada. Y ahora estaba ahí, encerrada, asustada, con sed e incomunicada.

Todo eso le pasaba a una sola persona... Luna Valente. Siempre era ella la olvidadiza y quien se quedaba encerrada todo el tiempo, sin embargo, al parecer me pegó algo de su suerte. Ahora era yo la encerrada.

Lo bueno de todo era que en mi locker estaba el libro que aún no lograba terminar. Por suerte, tenía la llave del locker conmigo.

Solo me quedaba esperar que alguien me buscara mientras terminaba mi libro. Que por cierto, se lo prestaría a Gastón cuando lo finalizara.

                          °°°°°

No tenía ni idea de cuanto tiempo llevaba encerrada, ya había terminado mi libro y todavía seguía ahí; sentada en una de las bancas detrás de los primeros lockers, con las piernas cruzadas y mi cabeza recostada a la pared; hasta que un sonido llegó a mis oídos.

— Nina ¿Estás aquí?

Me levanté de inmediato. Juro que nunca había sido tan feliz de escuchar esa voz.

Su voz.

— Sí, acá estoy Gastón.

— Ya vamos a abrir Nina. — Esta vez era Luna.

En cuestión de segundos, ya me encontraba entre los brazos de Luna.

— Nina, en serio me asustaste — Dijo Luna.

— Pensé que me habías dejado plantado. — Bromeó Gastón.

Junto a ellos, estaban Támara, Simón, Nico, Pedro. Me preguntaron cómo habían sucedido las cosas, yo me limité a contestarles lo que escuché. Llegaron a la conclusión que quizás haya sido un acto premeditado, porque, como yo ya había pensado antes, nunca había ocurrido algo así.

Me hicieron más preguntas y me fui a casa, estaba súper cansada, así que preferí irme de una vez. Con Gastón dejamos la clase para otro día, concordó conmigo en que me encontraba muy cansada como para patinar, lo habíamos dejado para el día siguiente pero entonces llegó Ámbar y nos invitó a Luna y a mí a una reunión en patines solo de chicas. Gastón y yo, optamos por dejarlo para el día siguiente a ese.

Iba camino a casa cuando escuché pasos detrás de mi; al mismo tiempo que volteaba ya  tenía a Gastón a mi lado.

Insistió en que quería acompañarme a casa, me negué, pero insistió en modo de recompensa por haberlo dejado plantado; claro que eso lo dijo en broma... Esperaba.

Cuando llegamos a casa se despidió de mí dejando un beso en mi mejilla y diciéndome que me estaría esperando en el Blake.

Pasé el resto de la tarde escuchando música y  empezando otro libro.

Con las melodías en mis oídos repasé todo lo sucedido, era increíble. Que te sientas mal y de repente, surjan nuevos sentimientos en vos, unos que no tenés idea de donde salieron, pero ahí están.

Mientras leía, recordaba una y otra vez todo lo que había pasado con Gastón. ¿Existiría la más mínima posibilidad de que le atrajera? ¿Por más mínima que fuera? Porque en esos últimos días había conocido a Gastón y me había dado cuenta de que él no le haría daño a una chica. Podría ser popular, el mejor en todo y un montón de adjetivos más. Pero, a pesar de eso, sabía que sería incapaz de jugar con los sentimientos de alguien.

Durante esos últimos días había aprendido a no juzgar un libro por su portada, porque mirenlo a él, el más popular del Blake y del Roller junto con Matteo. Sin embargo, eso no lo hacía ser una persona ególatra, arrogante y sin sentimientos. Era una persona dulce y carismática, no me alcanzaría el tiempo para describirlo.

No estaba segura que era lo que él sentía por mí. Pero de lo que sí estaba segura, era de lo que yo sentía, de lo que yo sabía. Y sabía que estaban empezando a formarse nuevos sentimientos en mí.

Me estaba enamorando.

Me estaba enamorando de Gastón Périda.

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora