E P I L O G O

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— ¿Realmente tenés que hacer esto? — Pregunté incrédula, moviendo ágilmente mis manos sobre el cabello de Gastón. — Después de seis largos meses que no nos veíamos… ¿En serio querés discutir por eso?

— Por supuesto que sí, Nina.  Y ya está decidido, no hay vuelta atrás. — Sentenció él, tomando mi cara entre sus manos y estampando sus labios en los míos. — No sabés lo mucho que extrañé tus besos, mi estadía allá no es lo mismo sin vos. — Sus ojos no los quitó de los míos en ningún momento, pero cuando intentó besarme de nuevo me aparté.

— Sé lo que intenta hacer señor. No cambies de tema. — Le recriminé, en seguida mordió sus labios para evitar reírse y tomó mis manos entre las suyas. — Sabés que las fiestas no son lo mío, yo soy más de las que se quedan en casa leyendo algún libro.

Gastón se quedó con su mirada puesta en mí por algunos segundos para después comenzar a reír. 

— En serio me hacías mucha falta, mi amor.

— ¿En serio? En Oxford deben haber muchas chicas guapas ¿No le pusiste el ojo a ninguna? –— Lo provoqué, con una sonrisa burlona creciendo en mi rostro.

Una risa se escapó de su garganta. 

— Pues en realidad sí, a muchas les he puesto el ojo. A tantas que no las podrás contar. — Me la devolvió, con una sonrisa de oreja a oreja marcándose.

— ¿Ah, sí? Pues me parece muy bien. Y para tu información aquí hay varios chicos nuevos también. — Una carcajada involuntaria de Gastón resonó por toda la sala de mi casa, alcé un poco la voz para que me escuchara por sobre el ruido de la risa. — Hay uno que se llama Michel y es de Venezuela, es muy lindo para que lo sepas. Pero también está Erick, él es de Ecuador y también está muy bonito.

— Pues con más razón vamos a ir a la fiesta que organizan los chicos en el Roller, voy a dejarle en claro a esos extranjeritos — Dijo, haciendo énfasis en “extranjeritos” y añadiéndole más tono. — que vos tenés un novio que golpea bastante fuerte.

En ese instante, no pude contener la risotada que brotó de mi garganta. 

°°°°°

— ¡Gastón, amigo! — Fue lo primero que gritó Matteo al verlo entrar por las puertas del Roller.

Mi novio en seguida desenlazó su mano de la mía y fue al encuentro de su mejor amigo, ambos se fundieron en un cálido abrazo bajo las atentas miradas de los demás. Ese era un hermoso reencuentro.

— ¿Cómo estás, hermano? ¿Cuándo llegaste? — Le preguntó Matteo al separarse, Gastón abrió la boca para responder, pero la verborrea de su mejor amigo no lo dejó terminar. — Espera… ¿Estabas en Buenos Aires y no me habías dicho? ¿No pensabas decirme? O es que… ¿Acaso hay otro chico esperándote?… Eso sonó raro, pero vos me entendés.

— Si me dejaras hablar quizás te enterarías… — Gastón golpeó su pecho amistosamente, con una sonrisa en el rostro de ambos. — En realidad era una sorpresa, y pues cómo podrás entender pasé primero a ver a Nina.

Matteo soltó una sonrisa burlona.

— Me lo imaginaba. — Le contestó — Supongo que ya tenés nuevos amigos. Nosotros no somos ingleses ni tomamos el té con la reina, pero espero nos aceptés así. — Pidió Matteo burlón.

— ¿Qué decís?  Sabés que vos sos mi único hermanito, y los chicos de aquí son mi única familia. — Agregó en vos más alta, para que los demás lograran escuchar.

— Y espero ser yo la única novia. — Agregué, acercándome a él.

Gastón me tomó por los hombros y me abrazó.

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora