E X T R A III

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EXTRA III: ¿Querés ser mi novia?"

En algún momento de mi corta existencia había jurado que yo, en absoluto, me dejaría conquistar por alguien, y es que siempre fui de los que prefería centrarse en su futuro en vez de andar por ahí de chica en chica o perdiendo el tiempo en cualquier otra tontería, fui esa clase de chico que pensaba que andar de novio o “enseriarse” con alguien era perder el tiempo, por eso prefería simplemente coquetear para después darle paso a unas cuantas salidas y unos cuantos besos sin ningún tipo de compromiso, pero hasta ahí,  no estaba dispuesto a dar más que eso. Y la verdad era que tenía en claro que lo único que debía preocuparme a mi edad eran los estudios y mi futuro, no enamoramientos que en la adolescencia eran bastante efímeros. 

Pero ahora estaba ahí, con los nervios carcomiéndome de punta a punta y con una guitarra en mis manos, a punto confesarle a una chica lo mucho que me gustaba.

Realmente sentía que mi corazón iba a salir de mi pecho en cualquier momento de lo fuerte y rápido que latía, podía asegurar que jamás en mi vida había sentido la cantidad de nervios que me estaban asechando en ese momento. Mi cuerpo parecía temblar, y no sabía si era por la fría brisa que estaba corriendo o por arranques de mi sistema nervioso.

— Gastón… ¿Podés tranquilizarte? — Unas manos firmes se posicionaron en mis hombros tratando de una vez por todas de mantenerme inmóvil en un solo sitio, y de igual manera, intentando transmitirme tranqulidad.

— No puedo, Matteo… Vos no entendés. Jamás tuve necesidad de hacer esto con alguna chica, que de repente, llegué alguien y me desordené los sentimientos de tal manera, no es algo simple de digerir. — Mis palabras eran casi inentendibles por lo rápido que salían, mientras que,  de una sacudida, quitaba bruscamente las manos que mi acompañante mantenía apretadas en mis omoplatos pretendiendo mantenerme quieto.

— Sí, sí lo entiendo, créeme. Pero trata de tranquilizarte, el que estés así no va ayudar en nada. — Sus manos volvieron a mantenerse firmes sobre mis hombros, pero en seguida yo volví a quitarlas.

No le presté ni un poco de atención a sus palabras, tan solo seguía moviéndome al compás de mis nervios mientras que un montón de situaciones e ideas se formaban en mi cabeza, negativas la mayoría de ellas. Entonces solté un bufido percatándome de las docenas de posibilidades que podían existir al confesar mis sentimientos, y no me sentía para nada cómodo con las respuestas.

— Oh, no, Matteo. — Solté en medio de un suspiro, ocultando la cara en mis manos y frotándola exasperado. — ¿Qué tal si me dice que no?  ¿Qué tal si me deja en la friendzone? O mucho peor… ¿Qué tal si me dice que no siente nada hacia mí, y qué está enamorada de otra persona?  — Las palpitaciones de mi corazón aumentaban de ritmo conforme iban pasando los segundos, y de igual manera, la verborrea que no dejaba de soltar. Sin embargo, lo que sí me hizo callar abruptamente fue la carcajada de mi mejor amigo perforando mis oídos. — ¿De qué te reís? — Le pregunté detenidamente, dejándole una no muy bonita mirada en cuanto pareció calmarse.

— Lo siento, lo siento. Es que nunca en mi vida me hubiese imaginado ver a Gastón Périda nervioso por una chica. — Confesó entrecortadamente, tomando aire al terminar de hablar. — ¿En serio pensás que Nina no siente nada por vos? Gastón, a esa chica le gustas tanto como a vos te gusta. Enserio, confía en mí, no tenés nada de qué preocuparte.

La seguridad que transmitía a través de sus palabras fue suficiente para que mi corazón calmara al menos un poco su incesante galopeo, pero no lo fue para que mis nervios se calmaran por completo. Aún estaba nervioso, pero no tanto como en un principio. Así que en un intento de aplacar el colapso en mis sistemas, cerré los ojos en busca de tranquilidad y tomé profundamente una calada de aire, para después soltarlo cuando era necesario.

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora