49: A thousand years

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A T H O U S A N D

Y E A R S

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° A thousand years: Un millón de años.

Reproduzcan la canción cuando crean necesario.
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Esa mañana fue igual de monótona que las demás, solo qué en ésta sentía que el tiempo se volvía hacia atrás; en aquel momento en que era la Nina indefensa, tímida que no se atrevía ni siquiera a hablar. Entonces, al verme en el espejo descubrí que todavía seguía siendo esa niña inocente, pero con la diferencia de que ahora había aparecido otra incisión en mi corazón. Una rotura que había sido ocasionada por quien menos creía que lo haría; la persona que más quería y en la que más había confiado.

La melodía de "Let it go" de James Bay me acompañaba durante el trayecto al Blake, sonando delicadamente en mis oídos y convirtiendo mi entorno en algo agradable y sin la tanta pesadez que sentía desde el sábado pasado, mientras que mi pecho subía y bajaba al compás de mis respiraciones.

Entre repeticiones de la misma canción, llegué al Blake, rogando a cielo por no encontrarme a Gastón en ningún momento, y para mi buena suerte, no lo hice. Sin embargo me encontré con Luna en el pasillo principal conversando con Matteo, no sabía sobre qué hablaban pero parecía ser una discusión, pues las manos de Luna se movían ágilmente enfatizando cada palabra, mientras Matteo escuchaba todo atentamente para después rebatir.

Me acerqué hasta ellos y enseguida capté su atención, por lo que ambos se quedaron callados.

- Nina... ¿Cómo estás? - Preguntó Matteo cariñosamente, dejando su vista sobre la mía.

A simple perspectiva podía parecer un saludo común y corriente, como los de siempre. Sin embargo, yo sabía muy bien a qué se refería con esa pregunta, no era tan solo una manera de saludar, con ello abarcaba un sinfín cuestionamientos mayores a los que comúnmente se pueden tener.

- Bien... - Logré articular en un murmullo, bajando levemente la cabeza.

Al momento que él iba a abrir la boca para contestar, un nuevo miembro se sumó a la conversación, pero no dijo nada, como tampoco Matteo ni Luna lo hicieron, tan solo se quedaron mirándome al igual que él; igual que Gastón.

Mi vista se conectó con la de él de una manera tan fuerte, que se me hacía imposible apartarla. Sus ojos se veían tristes y decaídos, mientras que su semblante no mostraba ese carisma y seguridad que solía.

- Nina... - Dijo en un leve susurro, como queriendo convencerse a sí mismo que me encontraba frente a él.

Entonces, fue ese susurro como el cable a tierra que me hizo volver a la realidad en la que me encontraba, donde yo ya no estaba flotando ante todo y él ya no era esa nube que me sostenía. Aunque me doliera de sobremanera, tenía que aceptarlo. Aceptar mi realidad.

Sin contestar ni decir nada, volteé la mirada y emprendí mi huida. Comencé a caminar rápidamente por los pasillos esquivando a quien quiera que se me atravesara, mientras pasos apresurados se escuchaban a mis espaldas, y de igual manera, mi nombre siendo exclamado repetidamente, obviamente todo esto por parte de Gastón.

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora