E X T R A VI

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EXTRA VI: "Chico enamorado"

Esa mañana, cuando sentí los brazos de Nina rodearme, me fue imposible no esbozar una sonrisa. El que ella estuviese ahí apoyándome no tenía precio, el que se hubiese preocupado tanto por mí cuando estaba en el hospital. Sinceramente ya me había quedado muy en claro que era verdad eso que decían que en las malas es cuando descubres cuanto te quiere una persona.

Y no tienen idea de lo feliz que me hizo el descubrir cuanto me quería ella.

Por eso, cuando nos pusimos a ver una película en mi habitación, a lo menos que le prestaba atención era a la película. Y es que el solo hecho de tenerla a milímetros de distancia, el que me observara con esos hermosos ojos repletos de amor, me generaba una sensación de paz que me encantaba y, a riesgo de sonar muy cursi, me entraban unas ganas inmensas de abrazarla y no soltarla nunca. Quería que estuviera siempre junto a mí, que me acompañara en cada momento, porque sin duda alguna yo la acompañaría a ella.

No obstante, a pesar de todo, la película si me logró enganchar por algunos minutos, aunque tampoco es que la comprendía mucho que digamos tomando en cuenta que no le había prestado atención desde el principio. Así que, no me quedó más opción que irle preguntando a Nina cuando se desarrollaba alguna acción que no entendía, ella me iba explicando cada cosa pacientemente pese a que sabía que no le prestaba atención al filme frente a nosotros.

— ¿Qué tanto me ves? — Farfulló mi novia en un momento, cansada de tener mi vista pegada a ella la mayor parte del tiempo.

¡Pero es que no lo podía evitar!

Mi vista se posaba en ella automáticamente cuando, sin darse cuenta, acotaba algunas cosas sobre la película; lo increíble que le parecía los dos mundos en la película, las aptitudes de las personas para lograrlos, y un montón de cosas más que ella iba nombrando sin darse cuenta. O simplemente me encantaba notar la atención que ponía cuando algo le gustaba, su forma de morderse levemente el labio cuando estaba nerviosa; tal cual como lo hacía en ese preciso instante.

Amaba ponerla nerviosa.

— Solo me pareces hermosa — No dudé en responder, logrando una pequeña sonrisa de su parte y que desviara la vista apenada. Ese simple hecho consiguió captar mi atención… De nuevo.

Algo que ella no lograba comprender era que cualquier cosa que ella hiciera iba, automática e inmediatamente, atraerme por completo. Su forma de ser introvertida, su timidez o toda ella en su totalidad me encantaba, y las sensaciones que su presencia me generaba era algo que no podía evitar.

Por ello, no medí mis palabras y ni siquiera me detuve a pensarlo, cuando solté aquella frase:

— ¿Qué tal si te quedas está noche?

Silencio.

La cantidad de emociones que pasaron por su semblante en ese momento, lograron paralizarme y darme cuenta del tipo de pregunta que había hecho. Ella claramente podía malinterpretarlo todo y dejarme como un completo patán, pero para mi sorpresa, mi novia se esforzó bastante en reaccionar tranquilamente mientras dudaba en mi propuesta. Al final logré convencerla, a ella y a su mamá. Podía entender que para Ana era difícil soltar a su hija así como así, y más teniendo en cuenta que era en la casa de su novio que se quedaría a dormir, por eso me esmeré en explicarle a ambas que era solo eso; dormir. ¡Y hasta me ofrecí a hacerlo en otra habitación! Todo ello para evitar preocupaciones. Yo tan solo quería experimentar el tenerla entre mis brazos por al menos una noche, quería saber cómo se sentiría el tenerla dormida en mi pecho, mirarla dormitar o que ella fuera lo primero que viera en las mañanas.

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora