26: Nervios Previos.

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N E R V I O S
P R E V I O S
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— ¡Por favor!

Ella lanzó un suspiro cansino, sin apartar su mirada de la mía.

— Esta bien Nina... — Accedió — Solo quiero hablar con Gastón primero.

Con una emoción mayor comenzando a hacer acto de presencia en mí, me erguí en mi puesto, mientras me acercaba a ella.

— De acuerdo... Ahora mismo le aviso. Gracias Mami. — Dejé mis labios en su mejilla, besándolas —  Te quiero.

Convencer a mamá no había sido tan difícil como pensé, al parecer había olvidado lo mucho que le agradaba Gastón.

Una sonrisa triunfante apareció en mi rostro cuando comencé a subir las escaleras en dirección a mi habitación, mi mamá me había pedido hablar con Gastón y eso justamente era lo primero que iba a hacer. Así que cuando llegue a mi cuarto tomé de inmediato mi celular y marqué el número del aludido, para después llevarme el aparato a la oreja.

¿Bueno?

— ¿Gastón?

Sí mi amor. ¿Que pasa? — Sin necesidad de verlo, supe que estaba sonriendo. Su forma en que formuló la pregunta lo expuso.

— ¿Como sabés que soy yo?

Nina, conozco tu voz. — Respondió, como si fuera lo más obvio del mundo. — Y tengo tu número registrado.

Golpeé mi frente. Siempre que trataba de hacerme la divertida, terminaba divirtiendolo a él y quedaba como una tonta.

— Ah, sí claro. Debí suponerlo — Sonreí nerviosa aún sabiendo que él no me veía. — En fin, me preguntaba si podías pasar por mí para ir al Roller.

Por supuesto que sí mi amor. — respondió de inmediato, sin dejar de lado la ternura que tanto amaba de él. — Y... ¿A que se debe el honor?

— Es que mi mamá quiere hablar con vos respecto a la cena con tus padres.

Aúch Simuló dolor. No podía verlo, pero lo estaba conociendo tan bien, que podía jurar que había puesto una mano en su pecho, dramático — No se si alagarme porque tu mamá quiera hablar conmigo, u ofenderme porque ese sea el único motivo de tu llamada. Pensé que dirías que querías pasar tiempo conmigo.

— S-sí, tamb-bien — Tartamudeé avergonzada — Pero mamá... — Creí que hablaba en serio y qué lo que decía era lo que en verdad pensaba; hasta que lo escuché reír. — ¡Gastón! — Lo reprendí, mínimamente ofendida — No me hagas estas cosas.

Bien. Lo siento. —  Dijo aún entre risas. — Pasaré por vos dentro de una hora más o menos, y hablaré con tu mamá.

La conversación se alargó más de lo esperado, él haciendome reír con cada ocurrencia y yo intimidándome cada que hacía un tonto comentario que me dejaban en ridículo. —Lo cual fue mayoría del tiempo— Sin embargo, él adecuaba todos los comentarios, diciendo que era muy tierna y que no tenía porque intimidarme. Y rematando, elucidó que le gustaba que dijera esas cosas, pues demostraba que estaba tomando confianza con él, y eso le gustaba.

La próxima hora esperé a Gastón con ansias que aumentaban conforme pasaba el tiempo. Eso era algo que siempre me pasaba, siempre que tenía algún encuentro con él, claro.

Simplemente tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora