SOMBRAS PASADAS

CAPITULO 17

Era imposible, sera cierto. No podía ser la misma Tiffany de la que Daniel me había hablado el día en el que íbamos a anunciar nuestro matrimonio. Recuerdo que me había dicho que ella estaba loca de la cabeza. Se había obsesionado con Daniel, no lo dejaba hacer nada, hasta que un día Daniel se canso, y la mato por accidente con su fuerza sobrenatural. Pero... 

- Greyson, ¿Cuanto tiempo? - dijo sonriendo, mientras se acercaba a donde estábamos nosotros muy lentamente - Veo que no has cambiado en nada, jajaja  - lanzo una carcajada siniestra, y después abrió los ojos mucho. 

- Pero... Tiffany... Tu deberías estar... - Greyson no lograba captar lo que estaba sucediendo aquí.¿Como Tiffany podía estar viva si Daniel la había asesinado? Aparte de todo, que tenia que ver ella con todo lo que estaba sucediendo. 

¿A esto se referia mi padre? Con lo de que un juego que jamas se había cerrado. Un juego que Daniel comenzó, y nunca lo termino, ya que de alguna extraña manera, ella había logrado vivir. 

- ¿Muerta? Vaya, ya había olvidado lo cariñoso que eres - grito, riéndose ella sola, mientras pasaba sus temblorosas manos por su cabello azabache. Era una mujer sin duda hermosa - Es lo que tu y tu maldito hermano Daniel habían pensado. ¿Pero sabes algo? Cuando desperté como vampiro vi que Daniel tan solo... Había cometido un accidente, y lo perdone - Se callo por un momento, y después, lo que habían sido unos carnosos y hermosos labios, se convirtieron en una fina linea, y varias pequeñas venas se escapaban de la frente de Tiffany - Así que decidí buscarlo, pero entonces. Vi que ya estaba con Elizabeth, con esa zorra de ahí. Y aparte, en un momento a otro, yo ya no era vampiro. Y sabia que mi venganza contra Elizabeth ya no podía continuar. Hasta que... 

- Hasta que... ¿QUE? - grite exasperada por saber la verdad. Entonces, todo esto había sido por una locura de amor, por un amor no correspondido. Tiffany nos había seguido rastro todo este maldito tiempo y nunca lo habíamos notado. 

- Hasta que ella me contacto, - se detuvo por un momento, y miro hacia el techo de la iglesia, como recordando ese momento - Me ayudo, y me devolvió mis poderes de Vampiro. Y ella me dijo, que si hacia todo lo que ella me pedía, me daría todo el poder. Fue entonces, cuando después de que Charles se suicido, yo fui y le quite la piedra del estomago. 

- Ella, Ella ¿Quien? - pregunte, ahora con mas dudas. Entonces había alguien mas arriba de Tiffany, ella tan solo había sido un peón, al cual estaban controlando, al igual que Charles. 

- Y después, me converti en una fiel HA - levanto su manga, y dejo entre ver su brazo, que estaba escrito con cortadas: HA - Ella nos da el poder, y la obedecemos. 

- ¿Entonces, tu fuiste la que me enviaba los mensajes? - pregunte acercándome a ella, cada vez controlando menos mis ganas de asesinarla en ese mismo instante. 

Simplemente se comenzó a reír como desquiciada. Y después, todo cambio. Ella correo en dirección a mi, y me dio un gran golpe en el estomago, lanzándome contra la otra pared. 

Era sumamente rapida, era algo de hecho... Inusual. Aparte sus reflejos estaban mejorados. Me levante, y después, al igual que ella, salte y le di un golpe en la cara, pero apenas la moví. Entonces a gran velocidad, Greyson se acerco, y la tomo de la cintura, para lanzarla lejos. 

Jack, a lo lejos vi que saco unas pequeñas navajas que goteaban algo rojo como la sangre. Tomo una, y la lanzo con toda su fuerza, dirigiéndose a Tiffany.  Ella simplemente se movio y lo esquivo. Ahora corriendo, con la misma navaja en la mano, en mi dirección. 

Me lo clavo en el brazo derecho, y después se comenzó a burlar como una loca desquiciada. Se alejo. Y entonces entendí por se alejo. 

- Lizzy, quédate conmigo, igual tu Jack. 

Nos encontrábamos en medio de la iglesia, rodeados por mas de cien personas, con la misma mascara. Todos llevaban túnicas, y simplemente nos tenían rodeados. 

- HA, HA, HA - era lo único que gritaban, mientras se seguían acercando. 

¿En que momento habían entrado tantas personas? Estábamos completamente rodeados. Y sabia, que no teníamos escapatoria.