Saphira 《Finnick Odair》

Capítulo 39

¡Oh, chicas! ¡Mirad la especialidad de trailer que me ha hecho @staystylinson! ¡Es hermoso!

—¡Effie! —Aúllo.

   Ella está en el mismo pasillo y las puertas están abiertas, de manera que me escucha fuerte y claro, y viene andando sin prisa hasta aquí con un poco de mal humor.

—Lobita, cariño. ¿Está todo bien? ¿Te ocurrió algo? —Pregunta con preocupación. Yo niego, demostrándole que estoy bien. Me abstengo de pedirle que no me diga así...

   La gente del Capitolio me llama de esa forma, aunque aún no entiendo el por qué. No tengo nada parecido a un lobo, no soy fuerte, no puedo cuidar a mi manada, nada. Quizás lo dicen porque soy una zorra.

—¿Cuánto dinero tenemos ahora mismo? Teniendo en cuenta lo mío.

—¿Por qué? —Cuestiona, claramente confundida.

—Porque... —Le digo ante la mirada de todos—. Tengo que sacarme de encima un pequeño problema llamado Peeta Mellark, mi mejor amigo.

   Poco más tarde, después de que Peeta acabe de comer con entusiasmo para mantener a Katniss contenta, ella va río abajo a lavarse un poco con una expresión de amargura en la cara. Está tratando de resolver qué hacer con Peeta, y lo sé. No sabemos cuánto tiempo le queda, o cuánto van a durar estos Juegos. Él podría morir si ella no hace esto. No ayudará tampoco a convencer a la audiencia de su "amor" por él si ella no se lanza a esta misión posiblemente suicida.

—Bueno, Kat, esto debería ayudarte —Respiro y aprieto el botón para enviarle un regalo. Flota delante de ella graciosamente, y casi creo que no lo ve. Entonces sus ojos siguen lentamente la trayectoria del regalo, y ella salta excitadamente a recogerlo. Un poco demasiado contenta.

   Debe creer que es el antídoto. Pero ahora mismo es una de las cosas más caras en el catálogo. Afortunadamente ella lo revisa primero y comprueba qué es realmente. Es común en el Distrito 12. Es un medio de ayudar a aliviar el dolor que acompaña a varias enfermedades.

   O, en este caso, es un modo de hacer que alguien que está siendo insufriblemente difícil caiga dormido.

—Dulces sueños, Peeta —Susurro silenciosamente para mí, escuchando con atención cuando los comentaristas discuten el regalo que acabo de enviarle a Katniss. Ya que saben que ha sido de mi parte, y lo que me ha costado.

   Incluso comentan que a lo largo de estos días, mis expresiones han cambiado.

—Parte del Capitolio quiere que Mellark y la Chica en Llamas gane —Explica Caesar con pesar y alegría a la vez—. Una de las muchas razones es para volver a ver sonreír a Saphira, nuestra Diosa.

—Es la mujer más sexy de Panem, además  de que es muy inteligente —Opina Claudius—. Estoy seguro que con o sin Peeta Mellark, ella estará llena de dicha de todas formas. ¡Si no es así, todos nosotros la contendremos y la haremos feliz otra vez! ¡Es una Diosa, ya lo arreglará!

   El Capitolio entero estalla en gritos, claro, como si su apoyo me trajera a Peeta con vida. Bajo el volumen, solo por un momento y presto atención a la pantalla de Katniss. Decido ignorar todo, más tarde tendré tiempo para examinar mi situación.