Capítulo 5 [2]

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   Luego de que la Gira de la Victoria acabó, nada ha vuelto a su cauce. Hace menos de un mes los pescadores se declararon en paro, rehúsos a pescar, hubo un gran pelotón de fusilamiento ese día. Si no fuera por John, estaría entre ellos, intenté salvarlos cuando escuché el primer disparo. Finnick estaba en casa de Mags con Annie, yo había salido a comprar algo de pan junto a John, todo fue horrible.

   Últimamente mi pececito y yo pescamos para ayudar a las familias más pobres del Distrito mientras que Annie y Mags recolectan caracolas. Es nuestra terapia, juntos superamos nuestros miedos, nuestras pesadillas. Vivimos al día, intentando olvidar, que llegará el día, en el que volveremos al Capitolio. Tenemos que dar las noticias sobre nuestro primer año como marido y mujer, apoyar a Katniss y a Peeta con su compromiso, posponer cada vez más el casamiento de mi amiga y el amor de su vida. Porque claro, a nadie le importa la loca del Distrito 4 y su novio el cual ama con todo su ser, es injusto.

   Recuerdo lo mucho que mi amado odiaba los días de cosecha cuando éramos pequeños, ¿pero qué habitante de los Distritos no los odia?

   Es el nombre de Katniss el que se escucha por todos lados y hoy no es la excepción. Ingenuos, no entienden. Puede que hayan corrido con suerte al salir vivos de la arena, pero tal vez no lo hagan sus familiares, amigos. Snow no está contento con la chica en llamas, no pude cometer con mi "trabajo". Nadie puede contra el poder del Capitolio. Yo lo sé, porque lo aprendí viéndolo de la peor manera. Todavía es tiempo que Finnick sigue pagando el precio por su rebeldía. Yo había venido de visita al 4 y al entrar en la cocina, sus padres se encontraban decapitados.

—Hey Finn, ¿has escuchado? Habrá un programa especial. Dicen que es sobre la boda de Katniss y Peeta— Le comento emocionada al entrar en la casa de Annie con el ánimo de alejar todos mis pensamientos.

   No puede evitar poner cara de asco al tener que ver una "pésima" actuación de Katniss. Cualquier persona enamorada puede notar que ella no lo está, que todo lo que está haciendo es un débil intento por mantener a su familia viva. Los Distritos lo hacen y no es nada bueno.

—Le prometí a Mags que la ayudaría con las canastas, así que veré el anuncio con ella y John —Me besa en los labios a modo de despedida y cuando me estoy por separar, los junta otra vez en uno más largo—. Suerte con Annie.

   Parece ser que ella les ha tomado cariño, sin tomar en cuenta que ellos nunca han entablado una conversación de más de tres palabras. Puede que Snow utilice las mismas piezas que la chica en llamas utilizó para desafiarlo, puede que solo quería volver a casa, pero ahora ella tendrá que compartir el resto de su vida con alguien que fingió querer delante de las cámaras.

   El programa empieza y tal como le dije a mi esposo, es sobre las próximas nupcias de Katniss con Peeta. Caesar se dirige a las habitantes de Panem, para que voten por su vestido favorito y así poder llevar a Katniss Everdeen con estilo a su boda. Después de la transmisión él pide a su audiencia que permanezcan conectados para el otro gran evento de la tarde. La lectura de la tarjeta del Tercer Quarter Quell. Falta un mes para eso, es muy temprano...

   Suena el himno y el Presidente Snow sube al escenario, seguido de un niño pequeño de piel morena vestido en un traje blanco, sosteniendo una sencilla caja de madera. El himno termina y Coriolanus empieza a hablar. Nos recuerda a todos los días Oscuros y me pregunto si de verdad tuvieron la oportunidad de derrotar al Capitolio. Por supuesto que no, me respondo instantáneamente. El Presidente tiene ojos y oídos puestos en todo Panem, pero, ¿realmente llegará el día en el que eso pase? Everdeen ha sido de gran avance, yo tendría que hacer mi próximo movimiento ante la gente que reside en el Capitolio.

   Snow sigue hablando de la creación de los Juegos del Hambre y como dictaminaron que cada veinticinco años el aniversario estaría marcado por un Quarter Quell.

   Después prosigue con una breve explicación de lo que sucedió en los previos Juegos del Hambre, hasta llegar al de ahora. El niño de blanco se adelanta un paso, alzando la caja a la vez que levanta la tapa, mostrando las ordenadas filas de sobres amarilleados. El Presidente saca un sobre claramente marcado con un 75. Pasa el dedo por la solapa y saca un pequeño papel.

—En el septuagésimo quinto aniversario, como recordatorio a los rebeldes de que incluso los más fuertes de entre ellos no pueden superar el poder del Capitolio, los tributos masculino y femenino serán cosechados de entre su existente colección de vencedores.

—En el septuagésimo quinto aniversario, como recordatorio a los rebeldes de que incluso los más fuertes de entre ellos no pueden superar el poder del Capitolio, los tributos masculino y femenino serán cosechados de entre su existente colección de ...

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Oh. No.

No.

NO.

   Mi grito se debe escuchar por todo Panem.

   Mi corazón comienza a acelerarse tan apresuradamente que creo que se me saldrá, mis manos sudan frío y no puedo pronunciar alguna palabra coherente. Siento a Annie temblar entre mis brazos, la he abrazado inconscientemente. Tiene los ojos fuertemente cerrados y sus manos tapan sus oídos, es esa posición la que me hace reaccionar, la abrazo con más fuerza, aferrándome a ella, la escucho susurrar.

—Tengo miedo —acaricio su cabello y retiro delicadamente sus manos de sus oídos.

—Annie, no dejaré que nada malo te pase — Le susurro, pero ella solamente niega con la cabeza y sigue susurrando "tengo miedo".

—No quiero que Mags y tu vuelvan a los Juegos.

   Ahora es que comprendo, que ella no teme volver a la arena, sino que teme por mí, porque sabe lo que significa, que Mags ni yo permitiremos que toque un pie en sus pesadillas, teme que nunca más vayamos a volver.

—Estaré bien —Le prometo con falsas esperanzas, deseando que sea una pesadilla.

—¿Cómo lo sabes? —Me pregunta con los ojos llorosos.

—Porque sé usar un tridente, ¿recuerdas? —Miento, estoy asustada, no entiendo lo que acaba de ocurrir. Quiero salir corriendo, zambullirme en el mar hasya que mis extremidades se agoten y mi cuerpo se hunda, dándome un fin. Sonríe, para eliminar todo rastro de duda en su cabeza. Ella asiente, pero no está convencida del todo.

   Nos quedamos abrazadas por un minuto hasta que el sonido de gritos de varias personas nos hace separarnos, es aquí en frente

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   Nos quedamos abrazadas por un minuto hasta que el sonido de gritos de varias personas nos hace separarnos, es aquí en frente. Me levanto rápidamente y cruzo el umbral de la puerta, saltando los escalones del porche. Entonces, lo veo todo, oh mi dios.

Saphira 《Finnick Odair》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora