Saphira 《Finnick Odair》

Capítulo 18

—¡¿Qué se supone que están haciendo?! —Grita un colérico Snow por el intercomunicador—. ¿Quién les ha dado órdenes de darle una paliza a Saphira Abernathy?

—Infringió la ley, su alteza —Responde el que primero me golpeó.

—¡Pues me importa una mierda lo que ella haya hecho! —Se va de sus cabales y no puedo evitar sentirme confundida. ¿Por qué me protege?—. La señorita Abernathy colabora mucho por esta ciudad, ¿Y ustedes se atreven a golpear a la Diosa del Capitolio sin mi consentimiento?

—Lo único que hizo fue acostarse con Russel, a mi no me importaría tocarla, solo que sin pagar tanto dinero —Murmura uno con los dientes apretados.

   Yo sólo puedo escuchar el gong que me indica que los Juegos ya han comenzado. Oh Peeta, mi nariz y boca están sangrando, creo que no podría levantarme por mi misma.

—Sí quieren conservar su preciado trabajo y no ser convertidos en avox, deben llevarla a la Sala de Mentores donde un equipo médico curará todas sus heridas.

   Una lágrima cae de uno de mis ojos, convirtiéndose en una gota de sangre, aunque no puedo evitar soltar un:

—Gracias, Presidente Snow —Puedo ver por la pantalla que él asiente levemente. ¿Qué habré hecho como para que él haya intervenido?

   Si Snow está agradecido por algo que no tengo ni la menor idea sobre que es, lo mínimo que hago es agradecerle falsamente.

  Ellos me levantan por debajo de los hombros provocando que suelte un pequeño alarido de dolor, hacen que mis rodillas sean arrastradas por el piso, pero ese es uno de los dolores menores, creo que tengo una costilla rota. Rápidamente me suben al aerodeslizador y emprendemos viaje.

   Susurran sobre algunas cosas mientras me ven de reojo, yo solo me preocupo por respirar y pensar en que Peeta esté vivo, ojalá que haya corrido muy lejos. Poco a poco, mis ojos se cierran, y siento la necesidad de estar entre los brazos de Finnick.

   Despierto cuando mi labio arde repentinamente, puedo ver que me encuentro en una habitación blanca, con algunos reflejos de colores, son las 24 pantallas. Sin importar qué, empujo a la enfermera y me incorporo, mirando hacia todos lados en busca de Finnick.

—¿A quién buscas, princesa? —Cuestiona él con una sonrisa burlona, nos están grabando y además tenemos visita, él está actuando. O quizás solo está enojado conmigo y deja salir su lado arrogante—. Lamento decirte que sólo has dormido diez minutos desde que subiste al aerodeslizador, así que te pido por favor que te recuestes y te dejes revisar.