Capítulo 17 [3]

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[Esta es la canción que canta Phira, la amo]

   Por debajo de la tierra. Lo cual odio. El Holo puede mostrar los niveles subterráneos así como los del nivel del suelo. Veo que cuando bajamos el nivel, las líneas limpias y fiables de la calle son entrelazadas con un lío de giros y curvas de túneles. Aunque las vainas parecen menos numerosas.

   Dos puertas más abajo, un tubo vertical conecta nuestra fila de apartamentos con los túneles. Para alcanzar el apartamento de tubo, deberemos apretarnos por un túnel de mantenimiento que corre a lo largo del edificio. Podemos entrar al túnel por la parte trasera de un clóset encubierto en el piso superior.

—De acuerdo, entonces. Borremos toda marca que indique que estuvimos aquí —indica Katniss. Eliminamos todos los signos de nuestra estadía. Enviamos las latas vacías por un tobogán de basura, y empaquetamos las otras para más tarde, giramos los cojines del sofá manchado de sangre, borramos las huellas de los mosaicos. No hay forma de arreglar el picaporte de la puerta principal, pero cerramos un segundo cerrojo, lo que evitará por lo menos que la puerta se abra ante cualquier contacto.

   Por último, sólo queda Peeta para convencer. Se planta en el sofá azul a mi lado, negándose a moverse.

—Yo no voy. O revelaré su posición o lastimaré a alguien más.

—Los agentes de Snow te encontrarán —dice Finnick.

—Entonces déjenme una píldora. Sólo la tomaré si tengo que hacerlo —dice Peeta.

—Esa no es una opción. Vamos —rechista Jackson.

—¿O harás qué? ¿Dispararme? —Pregunta él, desafiante.

—Te noquearemos y te arrastraremos con nosotros. Te subiré a mi espalda y ahí te quedarás —digo yo, bufando, colocando mis armas en mi cinturón sintiendo cómo Finn me da un fugaz beso en la cien—. Lo que nos ralentizará y nos pondrá en peligro.

—¡Ya dejen de hacerse los nobles! ¡No me importa si muero! —Se gira hacia ella, implorando ahora—. Katniss, por favor. ¿No lo ves? Yo sólo quiero estar fuera de esto.

—Malgastas nuestro tiempo. ¿Vienes voluntariamente o te noqueamos?

   Peeta esconde su rostro entre sus manos por un momento, entonces se pone de pie para unírsenos. Finnick no se despega de mi lado y no puedo evitar extrañarlo. Tanto tiempo juntos en el Trece y aquí apenas escucho su voz.

—¿Deberíamos liberar sus manos? —pregunta Leeg 1.

—¡No! —Le gruñe Peeta, acercando sus puños más a su cuerpo.

—No —repite Katniss—. Pero yo quiero tener la llave.

   Jackson se la da sin decir una palabra. La guarda en el bolsillo delantero de sus pantalones, donde oigo hacer clic al chocar contra un objeto no identificado. Huele a mar y a marisco... ¿será una perla?

   Cuando Homes abre la pequeña puerta metálica hacia el túnel de mantenimiento, nos topamos con otro problema. No hay manera de que los armazones de los insectos puedan pasar por el estrecho pasaje. Castor y Pollux se los quitan y toman unas pequeñas cámaras de emergencia. Cada una es del tamaño de una caja de zapatos, y probablemente funcionan igual de bien. Messalla no puede pensar en ningún lugar donde ocultar los esqueletos voluminosos, así que terminamos por dejarlos en el armario.

   ¿Qué más podemos hacer? Aún yendo en fila, sosteniendo nuestros paquetes y cargas a los lados, es un viaje apretado. Pasamos de lado por el primer apartamento, y llegamos al segundo. En este apartamento, uno de los dormitorios tiene una puerta marcada como "utilidad" en vez de cuarto de baño. Detrás de la puerta está el cuarto con la entrada al tubo.

Saphira 《Finnick Odair》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora