Capítulo 29 [2]

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   Me siento en el tronco de un árbol pensando en todos. ¿Qué pasará cuando Brutus y Enobaria mueran? ¿Se romperá la alianza? ¿Nos atacaremos unos a otros? Miro a Finnick concentrado en vigilar y suelto un suspiro. Yo quiero que Finnick gane los juegos del hambre.

   Un chasquido da a entender que ha empezado la hora de las once, y más vale que lleguen rápido, sino serán fritas. Pero algo llama mi atención logrando que me incorpore a ver el alambre.

   Se ve una ligera vibración y de repente el alambre se enrolla hacia mí dando a entender que: alguien cortó el alambre.

—Finn... Finnick —murmuro desenredándome del alambre, escuchamos gritos y es cuando nuestras miradas se conectan.

   Peeta horrorizado corre para ir con Katniss pero Finnick lo detiene, así que decide irse por otro camino para ser detenido por mí.

—Tú quédate aquí... yo iré a ver.

—Yo voy contigo —le sigue Peeta.

—No, no, dije que necesito al menos dos aquí... —protesta Beetee.

 —protesta Beetee

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—Yo iré...

—Amor, por favor, iré yo... cuida de Peeta —me susurra, se escuchan más ruidos a lo lejos. La vida de mis amigas corren peligro y no puedo estar protestando. Además le prometí a Haymitch y a mí misma que cuidaría del chico.

—Regresarás a salvo, ¿verdad? —farfullo, si ellas salieron y hay ruido, algo debe ocurrir. Ellas aún no regresan y temo que a Finnick le pase lo mismo.

—Claro que si —me apego a él y susurra en mi oído—. Cuando esté de vuelta, el plan habrá funcionado y ambos estaremos a salvo... y podremos formar una familia. Te amo.

—Ten cuidado —me acerco a él para depositar un beso en sus labios. Tengo miedo, a pesar de conocer las capacidades de Finnick, me da terror sólo pensar que algo le pase...

   Toma su tridente y se adentra en la jungla. Me mentalizo en que Finnick estará bien, él es fuerte. No le quito la mirada hasta que se pierde entre los árboles.

—Él estará bien —Peeta repite mis mismas palabras, esta vez fui yo quien asintió.

—Cuidemos el árbol —estoy inquieta, camino de un lado a otro. Los minutos se me hacen siglos, Peeta se encuentra de un lado y yo del otro para cubrir bien, falta poco para la media noche.

   Me doy cuenta de que ha pasado el tiempo suficiente como para ir por Finnick, Peeta está muy nervioso y yo juro que tiemblo de los nervios, no tengo respuestas.

—Phira, sólo ten paciencia —habla Beetee quien está cansado de que camine como loca por todos lados.

—No puedo, Finnick está allá y no sé lo que... —escucho un grito fuerte y desgarrador, no puedo diferenciar de quién se trata pero el cañón suena y mis pelos de la nuca se erizan.

Saphira 《Finnick Odair》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora