Capítulo 45

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   Peeta monta guardia mientras Katniss vuelve a dormir, y por un largo rato no hay más sonidos que la lluvia, el susurro de la hierba cuando Cato persigue a Thresh, y el ruido de los Agentes de la Paz cambiando de turno detrás de nosotros. No hay nada más en que pensar que el hecho que Johanna está en una habitación en algún lado, que le están haciendo vaya uno a saber qué, mientras yo estoy acá sana y salva.

   A medida que el tiempo pasa esa picazón se vuelve insoportable, y después de tragar el resto de mi vaso me giro a mirar la luz parpadeante que indica que estoy siendo filmada. Seneca puede oírnos ahora, donde sea que esté en esta maldita prisión.

   Mi padre adoptivo camina hacia la mitad de la habitación y abre la boca, no sé qué tiene entre manos.

—Haymitch —Advierte Finnick. Puedo oír su advertencia implícita: tus tributos, viejo.

   Aprieto los dientes, sabiendo que Finnick tiene razón. Sería jugar con sus vidas decir algo ahora mismo. Sólo porque la audiencia ama a Katniss y a Peeta no quiere decir que estarán a salvo de la ira de los Organizadores de los Juegos si él dice algo.

   "Pero no puedo abandonar a Johanna" nos transmite con la mirada. La estúpida chica necesita a alguien que se preocupe por ella, yo lo hago, pero debo fingir que no estoy de acuerdo con la rebelión. Haymitch está parado ahí, mirando a la cámara, sopesando sus opciones.

—Seneca —Dice de pronto una voz detrás de mí, con tranquila convicción—. Manda a Johanna de regreso, antes de que nos fuerces a hacer algo estúpido. Hazle saber a Snow que pienso incitar una rebelión yo mismo, si eso es lo que toma.

   Me giro, y Chaff está tranquilamente sentado en su silla, mirando al fondo de la habitación sin parpadear. En su pantalla, Thresh aún está abriéndose camino por los campos, como ha estado haciendo por horas, sin saber que las palabras de su Mentor sin duda lo han metido en una gran cantidad de problemas con la gente que está controlando su destino.

   Acusadoramente fulmino con la mirada a Chaff, y él me devuelve una mirada inexpresiva, antes darle otra igual al viejo y de girarse de regreso a su pantalla. Es como si él supiera lo que va a pasar, y se hubiese resignado al hecho que su tributo va a morir en la Arena, de una manera u otra. Él sólo está acelerando el proceso. Los Agentes de la Paz no van a tocarlo, no cuando tiene un tributo que usar en contra de él.

   Y aquí estoy, de pie en medio de la habitación, luciendo como una absoluta cobarde, tratando de hacer que Haymitch se detenga. Da igual, Chaff, les hizo saber lo que pensamos, y si mi padre añadiera algo sería convertir innecesariamente en objetivos a nuestros tributos, ¿no? Pero no puede quedarse callado, ¿O sí? No creo que pueda dejar a Chaff solo poniéndole el cuerpo a las balas sin más.

—Siéntate, 'Mitch —Murmuro en su oído, mirando a la cámara.

—Pero–

—Abernathy —Salta Finnick, señalando con la cabeza a la pantalla donde Katniss está durmiendo—, siéntate.

   Le lanza una última mirada amenazante a la luz parpadeante antes de regresar a su asiento. Por mi parte le doy a entender a Seneca que trataré de contenerlo a toda costa. Me gustaría ser como mi viejo, él no tiene que medir sus palabras, yo sí. Tiraría todo al tacho, pero él necesita que yo sea la confidente del Presidente Snow.

   Finnick le pasa la botellla y la toma, echándose atrás en la butaca para observar a nuestros tributos. Thresh estará muerto lo bastante pronto, y aunque Chaff aún tiene un ojo puesto en su pantalla, intermitentemente mira hacia mi parte de la pared de pantallas, centrándose en Katniss.

   Después de una hora mirando por el rabillo del ojo a Chaff mirando a Katniss, giro mi cabeza por completo, para hacerle saber que sé lo que está haciendo. Encuentro los cansados ojos de un hombre que he conocido por 7 años, y puedo ver el mensaje que hay en ellos tan claro como la luz del día. Pero el mensaje no es para mí, es para mí padre.

Saphira 《Finnick Odair》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora