Saphira 《Finnick Odair》

Capítulo 59

   Apenas podemos despedirnos de Cinna y Portia, aunque estén invitados a la boda, se rehúsan a ir debido a que tienen mucho trabajo aquí. Me dan una caja la cual especifican que ya tengo mi vestido y que no la abra hasta último momento donde mi peinado y maquillaje estén listos.

   El tren empieza a moverse y nos introducimos en la noche hasta salir del túnel, momento en que respiro libre por primera vez desde la cosecha. Johanna avisa de que no saldrá de su compartimento hasta que lleguemos al Distrito 12 y nadie la contradice, si necesita tiempo a solas, es lo que tendrá.

   Finnick y yo nos sentamos en la mesa al igual que los vencedores, Effie nos acompaña, también Haymitch, por supuesto. Nos comemos una enorme cena y guardamos silencio delante del televisor para ver la entrevista en diferido. Conforme nos alejamos del Capitolio empiezo a pensar en la boda. Será dentro del Edificio de la Justicia y solo trescientas personas tienen el "honor" de estar. Un equipo del Capitolio ha viajado al 12 solo para organizar el lugar para que él momento en el que nuestras almas se junten sea grabado y ningún espectador de Panem se lo pierda.

  Tigris, mi antigua estilista la cual fue despedida hace varios años estará ahí para prepararme y "dejarme preciosa" según ella. Me hace mucha ilusión volver a verla luego de tantos años, sin ella, no estaría aquí. Fue crucial para que yo consiga patrocinadores en mis Juegos. En el momento en el que vea el vestido, sabrá perfectamente con qué zapatos y accesorios combinarlo, además del peinado y el maquillaje.

   Me disculpo en el momento en el que Katniss desaparece para ir a quitarme el vestido, y ponerme una camisa y unos pantalones más sencillos. Luego de limpiarme el maquillaje y humedecer mi cabello, lo cepillo y dejo que las gotitas caigan libremente al suelo. Me cruzo a Katniss en el trayecto y se ofrece a hacerme una trenza, la cual acepto gustosa.

—Lo amas, ¿cierto? —Pregunta mientras peina mi cabello con sus dedos—. A Odair.

—Más de lo que me puedo imaginar —Suspiro risueña y la sonrisa de adolescente enamorada no se borra en ningún momento—. Cada día que pasa me enamoro más de él, me tiene a su completa disposición. Es como una parte de mi la cual no puedo separarme o siento que muero.

—Suena hermoso —Murmura atando la trenza con una liga—. Me gustaría que Prim sienta eso por alguien cuando sea mayor.

   Me giro para mirarla a los ojos, se ve vacía, tímida, temerosa.

—¿Tú no quieres eso para ti, Kat?

—No creo que alguien pueda amarme después de esto —Estoy a punto de recalcar que mi mejor amigo si lo haría cuando me corta—. De todas formas, no quiero a nadie a mi lado. No pienso tener hijos para mandarlos a competir en esos sádicos Juegos.

—No seas tan dura contigo misma, el mundo no es tan malo como te lo imaginas. Hay personas que valen la pena —Sin nada más que decir, le agradezco por el peinado, me doy media vuelta y me dirijo hacia donde mis seres queridos se encuentran.

   Cuando nos unimos a los demás, bostezo levemente al instante en el que Finnick deposita un beso en mi sien.

   El tren hace una breve pausa para repostar, y nos dejan salir a respirar aire fresco. Mi pececito y yo decidimos quedarnos dentro, en uno de los sofás. Estamos muy agotados como para caminar y lo único que queremos es llegar rápido a casa. Apoyo mi cabeza sobre su regazo y levanta sus brazos cómplice cuando lo amenazo que si toca mi trenza, le corto sus partes.

   Peeta y Katniss salen, avisando que caminarán por el andén, se van de la mano, y yo sonrío al imaginarlos juntos. Si tan solo ella le diera la oportunidad.

   Luego, Haymitch sale para refrescarse la mente y nosotros no rechistamos. Finn incluso bromea que se debe quedar un gran tiempo fuera como para que eso ocurra y le pego a modo de juego para defender a mi padre.