Capítulo 42

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   Mis tributos pasan las siguientes horas fuera del foco de las cámaras, ya que la mayor parte de las imágenes se concentran en Thresh y Cato. Cato obviamente quiere el contenido de su mochila, y Thresh no sabe qué hay en la mochila de su enemigo porque aún no fue capaz de detenerse el tiempo necesario para mirar. Cato está todo el tiempo persiguiéndolo, yendo en estampida a través del pastizal con una siempre furiosa mueca en su rostro. Me recuerda al tributo caníbal que tuvimos hace unos años atrás, y me pregunto si estará teniendo delirantes pensamientos acerca de arrancarle el corazón a Thresh y comérselo. Espero que no, eso fue horrible, más que nada porque el tributo al que mataron era uno de los míos.

   Realmente ya no sé ni qué día es. No sé cuándo fue la última vez que cerré los ojos para dormir, o cuándo desperté. El café es mi nuevo gran amigo, Finnick es el que me lo sustenta cuando se da cuenta que no dormiré. Mientras oscilo entre la duermevela y la vigilia, mareos y tensión.

   Tengo que repetirme todo el tiempo que podré dormir una vez que los Juegos acaben, que Katniss y Peeta me necesitan. Por un tiempo, mis ojos parecen no poder enfocarse. En un punto soy vagamente consciente de Effie pinchándome en la espalda y contándome en esa alegre voz tan suya de sobre un pizarrón que Peeta y Katniss están reuniendo más patrocinadores, pero tal vez es algo que soñé mientras estuve sentada aquí frente a la pared de pantallas.

   Estoy preocupada por Katniss, considerando que está tirada en un charco de su propia sangre de buen tamaño, pero una rápida revisión de sus signos vitales me muestra que no está en peligro de morir en ningún momento cercano. Las heridas en la cabeza tienden siempre a sangrar más que las otras. Definitivamente luce peor de lo que es, y estoy bastante segura que Effie está quedándose afuera de la habitación así no tiene que mirarlo.

   Peeta aún está fuera de juego, incapaz de hacer nada para ayudar a su salvadora. Aparentemente ese jarabe era un poco más fuerte de lo que creí. Afortunadamente, sin embargo, los dos sólo necesitan algo de tiempo, y Cato y Thresh convenientemente nos lo están dando. Desafortunadamente, viene a un costo para Chaff, cuyos ojos estuvieron pegados a la pantalla de su tributo desde que su tributo salvó la vida de Katniss. Me gustaría decir algo, pero no sé qué.

   Finnick y Haymitch se han amigado de la única forma que podrían hacerlo, compartiendo copas. Obviamente mi pececito no se excede. Porque según él, como un buen novio tiene que velar por su princesa. Cada vez que dice eso me dan ganas de llorar, no merezco que alguien me ame de esta forma.

   Sé que días anteriores dije que quería a alguien que me ame y me estoy contradiciendo, pero me asusta.

   La puerta de la habitación se abre con tal fuerza que golpea contra la pared, y miro hacia atrás para ver a Johanna entrando como un vendaval a la habitación con una silla enfrente a ella y un dúo de Agentes de la Paz atrás de ella. Están volviéndose más numerosos últimamente. Dependiendo del Mentor, parece que todos tienen uno o dos consigo.  Johanna se sienta junto a mi mientras mira estoicamente a las pantallas en frente de ella con brazos cruzados.

—Bueno, hola para ti también —Establece Finnick, mirándola por sobre el respaldo de su silla.

—Bueno, hola para ti también —Establece Finnick, mirándola por sobre el respaldo de su silla

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Saphira 《Finnick Odair》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora