Ganadora a mejor personaje literario en los HWStory Awards.
Del nombre griego Σαπφειρη (Sappheire), que fue de Griego σαπφειρος (sappheiros) significado "zafiro" o "lapislázuli" (en última instancia se deriva de la palabra hebrea סַפִּיר (sappi...
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—Me gustaría ir a la Cornucopia y observar, solo para estar segura de que tenemos razón con lo del reloj —respondo cambiando de tema. Caminamos hasta la franja de arena más cercana y nos acercamos con cuidado a la Cornucopia, por si los profesionales se han escondido allí. Peeta deja a Beetee a la sombra y este llama a Wiress para que lave la bobina, asiente y se pone a cantar mientras lo hace.
—Oh, no, esa canción otra vez —dice Johanna, poniendo los ojos en blanco—. Se pasó horas con eso antes de empezar con el Tick Tock —Wiress se levanta y señala la jungla.
—Dos —anuncia.
—Sí, mirad, Wiress tiene razón: son las dos y ha empezado la niebla —dice Katniss. Me recorre un escalofrío cuando la menciona, pero solo se percata de ello Johanna. Finn está mirando el suelo como si fuera lo más entretenido.
—Como un reloj —comenta Peeta—. Eres muy lista, Wiress —ella sonríe y sigue limpiando el cable.
—Oh, es más que lista —responde Beetee— Es intuitiva —todos nos giramos para mirarlo—. Percibe las cosas antes que nadie, como un canario en una de vuestras minas de carbón.
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—¿Qué es eso? —le pregunta Finn a Katniss, reconozco que no sabe casi nada del Distrito 12. No le he contado mucho.
—Es un pájaro con el que bajamos a las minas para saber si hay aire malo —responde.
—¿Qué hace para avisar, se muere? —pregunta Johanna.
—Primero deja de cantar, y es cuando hay que salir. Pero si el aire es demasiado malo, se muere, sí, igual que tú —ella, Johanna y yo empezamos a avituallarnos hasta arriba, cojo dos tridentes más y seis o siete cuchillos, Johanna coge un par de hachas, probando una contra la Cornucopia, y tres cuchillos y Katniss aumenta su reserva de flechas. Después observamos qué hacen Peeta y Finnick—. ¿Notasteis algo raro en las demás? —le pregunta a Johanna y Beetee pero niegan con la cabeza—. Supongo que podría haber cualquier cosa.
—Voy a marcar las secciones en las que sabemos que las armas de los Vigilantes nos siguen más allá de la jungla, para procurar mantenernos alejados de ellas —Comenta Peeta, mientras dibuja líneas diagonales en las playas de la niebla y la ola. Después se sienta—. Bueno, al menos es mucho más de lo que sabíamos esta mañana —todos asentimos, y entonces nos damos cuenta: silencio. Nuestro canario ha dejado de cantar.
