Capítulo 50

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   Despierto en una habitación blanca y reluciente, tengo alrededor de cinco enfermeras a mis costados aplicándome algún tipo de ungüento en mi espalda. Raramente me encuentro boca abajo y no puedo entender el por qué estoy aquí.

   Pequeños flashes de fragmentos vienen a mi mente, provocando que recuerde. Es Luwby azotándome, puedo recordar mis gritos como si los repitiera ahora mismo. Ahora lo recuerdo todo.

   Abro los ojos con cansancio y temerosidad. La luz de esta habitación es muy fuerte y está lastimando mis ojos.

—Ha despertado —se alegra una de las mujeres.

—Qué lindos son sus ojos en persona, son como la plata.

—Puede intentar levantarse, señorita Abernathy —habla otra de las enfermeras con voz chillona. Yo las observo y me decido por asentir, lo intentaré.

   Con un rápido movimiento, intento incorporarme en la cama. Grave error. Todo comienza a girar, siento que la cabeza está a punto de estallarme, la cegadora luz no ayuda a mi estado. Mi espalda escuece, pero no hay comparación con lo de hace un rato, ayer, una semana, cuando lo de Theobald ocurrió. No tengo idea desde cuando me encuentro en esta en esta habitación, ni el tiempo que estuve durmiendo.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí?

   Mi cuerpo comienza a temblar, finjo que es por frío, así que tomo las sábanas de satín y cubro mi cuerpo desnudo

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   Mi cuerpo comienza a temblar, finjo que es por frío, así que tomo las sábanas de satín y cubro mi cuerpo desnudo.

—Lleva alrededor de un día dormida — bien, al menos no ha sido un año como me lo imaginé—. Gracias al Presidente Snow, entre cinco hemos realizado el trabajo de una semana completa, en menos de veinticuatro horas. Él ha pagado todo.

   Lo menos que podría hacer, no supo controlar a su perro rabioso.

—Hemos hecho un arduo trabajo, pero has quedado como antes. Incluso mejor, quitamos algunas pequeñas cicatrices en su cuerpo.

   Miro el delicado y elegante reloj sobre la pared, son las diez de la mañana. Escucho ruidos en lo que supongo son las enfermeras, cuchicheando, decido recostarme nuevamente, no me apetece levantarme aún.

—Las diez de la mañana —murmuro en voz alta—. ¿Los Juegos han terminado?

—¡No! —chilla una de ellas alegremente—. Todos están en perfecto estado, Everdeen y Mellark se han tomado el día para descansar y los Organizadores se lo han permitido. Thresh y Cato han peleado, pero no ha sido nada grave, cada uno se fue por su lado al caer la noche.

—¿Y la chica del Distrito 5?

—Murió envenenada —comenta la más malhumorada—. No fue muy inteligente.

—Hemos visto muchos afectos entre los Amantes Trágicos. Oh, me encantaría que alguien me amara como Peeta Mellark lo hace con Katniss.

   Ellos están bien, hasta ahora. Tengo que revisar por la salud de Peeta y Katniss, tengo que enterarme de lo que ha pasado entre ellos dos, pero no quiero hacerlo por medio de estas chismosas. Una corazonada dentro de mi me indica que estarán bien, espero estar en lo correcto.

Saphira 《Finnick Odair》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora