Capítulo 27 [2]

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   Mi cuerpo convulsiona ante el dolor, haciendo que trague un poco de tierra. Todos llegan a mi lugar y gritan desolados, desesperados, sin tener ni la más mínima idea de qué hacer con mi cuerpo moribundo. Sólo soy una masa de carne destrozada a punto de morir.

   Hasta que de repente, pasa algo remotamente extraño, el cielo se aclara y todas las nubes que nos rodeaban se van en un segundo

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   Hasta que de repente, pasa algo remotamente extraño, el cielo se aclara y todas las nubes que nos rodeaban se van en un segundo. Algo comienza a caer de éste a medida que mi cuerpo empieza a... flotar. Abro los ojos, asustada e intento moverme para tomar de la mano de Finn, quien es retenido por Peeta a órdenes de Beetee.

   Oro microscópico empieza a bañarme, incluso entran en mis pulmones ahogándome por unos segundos para que haya una explosión de luz alrededor mío, encegueciendo a mis aliados

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   Oro microscópico empieza a bañarme, incluso entran en mis pulmones ahogándome por unos segundos para que haya una explosión de luz alrededor mío, encegueciendo a mis aliados. Me deja bajar y antes de que toque el suelo, Peet me toma en brazos, analizándome.

—Phira, tus heridas... —sus ojos azules se abren a más no poder en el momento en el cual yo me siento revitalizada—. No están.

   Me levanto por mí misma y todos menos Beetee me observan atónitos. Yo incluso noto que mi pierna está curada.

—Siento como si hubiera consumido veinte litros de energizante —murmuro, temblorosa—. ¡¿Qué ha sido eso?! ¿Por qué no he muerto? ¿Por qué me siento mentalmente perfecta si cuando en verdad pasó lo de Luwby tuve un colapso mental?

   Me abrazo a mí misma, con leves sacudidas al no entender qué ha pasado y por qué me he curado mágicamente. Finn no lo piensa dos veces y me estrecha entre sus brazos, ahogando sus silenciosos sollozos en mi cuello. Yo me limpio algunas lágrimas a medida que escuchamos a Beetee hablar.

—Esta hora se dedica a hacerte pasar por una de las peores experiencias de tu vida, hiriéndote como la primera vez, o incluso peor —analiza, acomodandose los lentes—. Si logras sobrevivirla otra vez, se te recompensa con una curación tanto física como mentalmente. Por eso te sientes como si pudieses correr diez vueltas a la Arena, ¿no es así?

   Yo asiento y mi pececito se dedica a abrazarme por detrás, sin pensar en un segundo en soltarme.

—¿Cómo eso es remotamente posible? —le cuestiona Katniss, apoyando una de sus manos en mi hombro.

Saphira 《Finnick Odair》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora