-¿Jimin?
Otra vez escucho una voz familiar decir mi nombre, pero no es él.
-¡Jimin!
Sus palabras se cuelan en mi mente, devolviéndome a la realidad. Los focos me ciegan, los gritos de la multitud y la música hacen que sienta un terremoto en mi cabeza, y pareciese que el club empequeñece por momentos. Tan solo haber viajado al pasado por un instante, hace que mi vista se nuble y mis piernas flaqueen. Entre cientos de personas, me encuentro solo, luchando por sepultar entre los escombros de mi mente esos recuerdos que deseo olvidar. Pero hay algo frente a mí que aletea sus alas con fuerza para mantenerse en el aire; es esa mariposa otra vez y, también ahora, está sobre su hombro.
¿A qué juegas misteriosa mariposa?
Pestañeo y niego ligeramente. Ha vuelto a desaparecer, me pregunto si estoy empezando a perder la cabeza.
-Mi nombre es Jungkook.
Esa voz desconocida provoca que todo a mi alrededor se aclare. Vuelvo a estar en este club nocturno que se alza al final de la calle. Veo a Tae sentado a mi lado, diciendo algo que no soy capaz de escuchar por la música tan alta del local, y frunciendo el ceño. En la otra esquina del local, detrás de la barra y rodeado por decenas de personas pidiendo una copa más para intentar borrar sus remordimientos, Hoseok luce cansado mientras el sudor cae por su frente y suspira de vez en cuando. Aún así, sonríe. Aún así, irradia una especie de luz que te relaja. Estar a su lado es parecido a flotar sobre un mar tranquilo, sintiendo solamente el Sol rozando tu rostro con su calor.
Escucho gritos, más de los normales. Decenas de personas rodean el escenario y gritan emocionados a pesar de que hoy no hay actuaciones planeadas.
-¿Qué está pasando? -Pregunto en alto casi sin darme cuenta.
Alguien se inclina hacia mí, dejando caer su peso sobre mi costado y posa su cabeza sobre mi hombro.
-Jungkook aseguró que podría hacer gritar a este público más de lo que tú nunca habías hecho. -La risa de Tae hace que sonría intrigado.
Y entonces las luces se apagan y solo los focos iluminan el escenario sobre el que ahora ese chico de cabello marrón está parado. No se ha movido aún, pero un escalofrío recorre mi espalda.
Su aura ha cambiado.
La ligera brisa que le envolvía se ha tornado en una ventisca que podría arrasar con todo a su paso. Esos ojos que antes te llevaban a un cielo claro y despejado, ahora te dejan ver una lluvia electrizante. Sus manos ya no parecen unas simples manos grandes y vastas, ahora que las mueve al son de su canción, juraría que son más frágiles, más suaves. Sus movimientos son enérgicos, precisos, capaces de robarte el aliento. Se podría decir que te transportan a un campo de batalla, una batalla en la que tan solo con sus pasos, podría derrotarte. Pero si miras a tu alrededor, no hay nada.
Falta algo. Faltan sentimientos.
Ni felicidad, ni pasión, ni tristeza, ni delicadeza, ni amargura ni desesperación. Tanto su baile como su rostro, están vacíos de emociones.
Respira profundamente y hace una reverencia al público mientras ellos aplauden y le vitorean, probablemente sorprendidos ante una actuación que a simple vista podría parecer perfecta.
Baja del escenario decidido, acercándose a nosotros a paso rápido. Entonces me doy cuenta, es justo en el instante en que le veo de pie frente a mí, cuando puedo palpar en el ambiente todos esos sentimientos que se perdieron en su baile. Sonríe y creerás que es por orgullo, pero te equivocas. Sonríe porque acaba de hacer aquello que le apasiona, aquello que le da la fuerza necesaria para dar un paso más: bailar.
-¿Por qué bailas?
Mi pregunta le pilla desprevenido, quizás por eso me mire confuso y frunza el ceño.
-Si bailas sin un motivo...
Doy dos pasos hacia él y toco el lugar donde debería estar su corazón con el dedo índice.
-Nunca conseguirás transmitir al mundo lo que guardas aquí.
Y así, con estas palabras perdiéndose en los rincones del club, le dejo atrás y camino hacia la puerta de salida. Así, agitando la cabeza y sonriendo con aún más intriga que antes, me alejo del local y me encuentro con una noche fría de invierno.
La casa de cartas que construí ha empezado a tambalearse.
ESTÁS LEYENDO
mil y una mariposas. | kookmin
Fanfiction❝-Quedémonos así.❞ ❝-¿Cuánto tiempo?❞ ❝-Para siempre.❞ All Rights Reserved. ©oihoney