99. jk

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-¿Estás nervioso? -Susurro manteniendo la vista al frente.

Mientras caminamos a través del pasillo con cientos de ojos clavados sobre nosotros, él parece brillar como una estrella que decidió poner los pies sobre la Tierra.

-No. -Asegura negando- Sé que mientras esté junto a él, no debo temer a nada.

Al observas sus dos figuras frente al altar, me doy cuenta de que ambos desprenden un aura mágica, tanto que sería capaz de purificar nuestras almas emponzoñadas. Pareciera que son ellos los únicos aquí dentro, pues sus miradas entrelazadas no se separan ni por un segundo, y se regalan una sonrisa sincera que nos habla sobre la gran felicidad que les posee en esta tarde primaveral en la que las flores no son lo único que florecen.

-Hoseok. -Comienza Tae a pronunciar sus votos en voz alta, con una voz al borde de quebrarse- Hace tiempo me hablaron sobre unas extrañas mariposas que nacen en esta estación y toman por objetivo guiar a cada humano hasta su destino.

Mientras los colores reinan en el paisaje e incluso entre estas paredes, sus corazones cálidos se tiñen de un rojo tan fuerte como el vínculo que les une.

-Puede que muchos piensen que se trata de un desbaratado cuento para niños, pero yo quisiera darle las gracias a la mariposa naranja que me guió hasta ti.

Su risa resuena en esta inmensidad, probablemente al recordar aquello que ahora plasmará en palabras:

-Aún atesoro en mi mente el recuerdo del día en que te conocí. -Asiente varias veces antes de proseguir, apretando las manos de aquel frente a él con fuerza- Caminabas por el club en ropa interior, perjurando una y otra vez que alguien había robado tu ropa mientras te aseabas, y enseguida culpaste a Jin, a quien le era imposible reprimir la risa.

Y ahora que les observo con atención, me doy cuenta de ello.

-Por aquel entonces no sabía que aquel idiota tan ruidoso se convertiría en mi destino.

El amor no debería tornarse en un fuego que nos haga arder en llamas, calcinando hasta nuestros huesos.

-Pero ahora tan solo puedo agradecer una y mil veces.

El amor no debería emponzoñar nuestros corazones con rabia, egoísmo o tristeza.

-Pues pude hallar una plena felicidad al estar a tu lado.

El amor no debería cubrir nuestro mundo bajo un manto blanco y negro.

-Ya que eres tú quien permaneció junto a mí a través de cada tormenta, y estuvo ahí para disfrutar de la tranquilidad que éstas dejaron más tarde.

El amor...

-Te quiero.

Debería provocar que sonriéramos tal y como lo hacen ellos ahora.

-Por favor, quédate a mi lado aunque la mariposa desaparezca.

Debería llevarnos a llorar por puro gozo, y convertirse en unos dedos gentiles que rozaran nuestras mejillas con afecto.

-Prometo quedarme a tu lado.

Debería vertir mil y un colores respladecientes sobre el paisaje que divisamos, y dejar que camináramos a través de una primavera eterna, a pesar de que a veces las aguas se cirnieran sobre nosotros.

-Hasta él último de mis alientos.

Amar no debería doler.

Por ello anhelo que esa mariposa azul al fin se disipe y el lazo que me une a su figura se rompa, para que así mi destino cambie y me guíe hacia algún otro lugar lejos de él. Pues tengo la certeza de que amar jamás debería crearnos tal sufrimiento, y yo...

Jamás quiero volver a derramar una lágrima por este amor muerto.

mil y una mariposas. | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora