13. jm

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-¿Jimin? -Tae se quita la chaqueta para cubrirme con ella, sentándose a mi lado.

No me muevo, no puedo moverme. La nieve sigue descendiendo y no puedo evitar pensar que, si continúa a este ritmo, acabará sepultándonos bajo un manto blanco y frío. ¿Sería capaz de enterrar mis sentimientos también? Quizás así podría mantener mi mirada hacia delante, nunca echando la vista hacia atrás. Quizás así podría actuar como si nunca hubiera oído su nombre.

-Déjalo ya.

Por favor, eso no es lo que quiero escuchar.

-Ya es suficiente.

Lo sé. Ya lo sé. Y mis pies me quieren impedir volver de nuevo, haciendo que me sea difícil dar un simple paso. Mis manos temblorosas desean espantar todos nuestros recuerdos. Mi voz se quiebra al intentar hablar porque no quiere llegar hasta él.

-Ya es suficiente, Jimin.

Y me dejo ser. Mi cabeza cae pesada sobre su hombro y libero todas esas lágrimas que han estado esperando este momento.

Me pregunto cuántos cielos nocturnos me han observado caminar por esta calle, cuántas veces me vieron caer de rodillas junto a su puerta. ¿Cuántas estrellas habrán sido testigos de mis ruegos, pidiendo que aparezca una última vez? ¿Se reirían de mi inocencia cuando me repetía una y mil veces que él regresaría?

Mis dedos están helados, apenas puedo sentirlos. Como a nosotros. Apenas puedo recordar ya qué se sentía al tocar su piel y esa sensación que recorría mi espalda al escucharle susurrar mi nombre en aquel tono de voz que me revelaba cuánto me necesitaba.

-Regresemos.

Mientras caminamos hacia el club, hablo en voz alta aunque tan solo trate de convencerme a mí mismo.

No volveré nunca más.

Pero incluso las nubes sobre nosotros, sí, incluso esa maldita mariposa que vuela satisfecha delante de nosotros, saben que correré de nuevo por esta calle hacia abajo mañana. Como cada noche.

Mi casa de cartas ha dejado de temblar.

mil y una mariposas. | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora