38. jm

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-¡Tengo un par de ideas para nuestra coreografía! -Anuncian Hoseok y Jin al unísono, como si lo tuvieran preparado, y se miran al instante confusos.

-¿Qué os parece si volvemos al club y seguimos trabajando en ello? -Sugiere Tae ya caminando hacia la ciudad.

Y todos asentimos sin pensarlo dos veces. Antes de que tan siquiera la Luna pudiera sorprendernos en las calles ya casi desiertas, ya estábamos entrando por la puerta y dirigiéndonos con paso firme hacia el final del pasillo.

                            *   *   *

Había pasado ya un tiempo desde que escuché sus voces mezclarse con la mía en esta sala y nuestras ideas se convirtieron en un puente que nos llevaba hasta el resultado final. Había pasado ya un tiempo desde la última vez que pude sentirme en paz junto a ellos, sin temer a sus miradas que me juzgaban desde lejos o queriendo escapar de este lugar tan rápido como fuera posible a causa de sus feroces manos que intentaban empujarme. Hoy, por primera vez en lo que parece una eternidad, siento que he hallado mi hogar de nuevo.

-¿Y si añadimos una parte solista? -La voz de Hoseok tiene trazos de emoción en ella.

Puedo respirar aliviado, quedarme aquí sentado, no teniendo que pensar en lo que sucederá en el futuro.

-Y después, podríamos aparecer por ambos lados, dividiéndonos en dos grupos. -Añade Jin apuntando a un esbozo del escenario en una hoja de papel frente a él.

Me encuentro sonriendo, sintiéndome libre incluso al tener un millón de cadenas atadas a mis tobillos, cadenas que me impiden seguir adelante pero parecen lo suficiente ligeras como para que pueda disfrutar del presente que observo a través de mis ojos ahora mismo.

Como un niño en el día de Navidad, siento que el cielo me ha traído un par de regalos para que los abra y me otorguen la esperanza que perdí. Pero el papel de regalo está arrugado y roto, como si unas manos ansiosas ya hubieran desnudado las cajas que vestía. Y los paquetes están abiertos ya, como si alguien con grandes y emotivos ojos se hubiera llevado ya lo que escondían dentro. Sí, porque así es. Todas estas personas a mi alrededor han estado aquí desde el inicio del viaje que empecé descalzo. Siguen mis huellas en esta arena fina que roza mi piel con rabia, dejando marcas en mí que me hacen temblar cada vez que doy un paso más. Pero siempre han estado ahí, casi con sus manos en mi espalda, siempre cerciorándose de que no cayera demasiado hondo en todos los pozos con los que me topé.

-¿Y si hacemos un dueto en lugar de un solo?

Todos excepto él.

La voz de Jungkook suena cercana, como si su único cometido fuera ser escuchada por mí, porque está sentado justo a mi lado.

Él fue una silueta que descubrí extraviada entre miles de sombras. Una luz que brillaba tan levemente que era difícil divisarla pero que aún así estaba ahí, dando lo mejor de sí misma para iluminarnos un poco más en la oscuridad que se cernía sobre nuestros cuerpos. Fue una antorcha en una cueva de telarañas y rocas de suspiros que dejaban un rastro de desesperación en el suelo arenoso por el que pisábamos.

-Creo que lo tenemos. -Anuncia al fin Tae tras horas de estar aquí, intentando crear la coreografía perfecta.

Y todos sonreímos satisfechos, y las nubes parecen celebrar con nosotros mientras los pájaros comienzan a batir sus alas y vuelan alto, alto hacia el cielo. Salimos de esta sala que nos ha escuchado suficiente por hoy, pero aún seguimos poniendo en palabras todo lo que guardamos en nuestra imaginación y las ideas no dejan de salir de nuestras bocas. Estamos cansados pero no podrías adivinarlo, porque caminamos hasta el escenario y nos subimos en él, comenzamos a practicar ya, sin brindar a nuestros cuerpos ni un mínimo de descanso. Incluso el aroma de esta habitación parece diferente para mí. Huele a liberación.

Las cadenas alrededor de mis tobillos se deterioran al ser golpeadas brutalmente por olas dulces cargadas con una gran esperanza, tan grande que nada podría destruirla. Si no fuera por mi pecho pesado y mi entrometido pasado que no deja de gritar mi nombre y las huellas de mis dedos obcecadas en no olvidar cómo se sentía su piel bajo mi tacto, sería capaz de correr ahora mismo hacia mi futuro sin echar la vista atrás. Pero está bien. Por ahora, me limitaré a bailar en el aquí y ahora.

Cuando el sudor empieza a cubrir nuestros cuerpos que desean desmayarse por el agotamiento y respiramos a destiempo, sabemos que ha llegado el momento de dar este día por terminado.
 
Sorprendo a los ojos de Tae observándome desde lejos, parecen tan dulces y llenos de felicidad que no puedo evitar regalarle una leve sonrisa. Pero espera. Hay algo más. Su mirada viaja hasta Jungkook, quien bebe desesperadamente algo de agua, y después sus ojos marrones se detienen sobre mí otra vez.

Admítelo, es lo que siento que intenta decirme.

¿Pero admitir qué?

Tae hace el amago de acercarse hacia mí, quizás pudo leer mis pensamientos, sin embargo, se detiene abruptamente y niega ligeramente justo antes de decidir dirigirse hasta donde descansa Hoseok.

Pensé que, quizás, algún recuerdo del pasado le obligó a arrepentirse. Quizás, algún fantasma le susurró desde atrás, que debía esconder esas palabras en un cofre dentro de él.

Pero en menos de un mero segundo, nuestras miradas se encuentran por tercera vez mientras el invierno presta atención a los secretos que fluyen en el aire. Guía su mano hasta donde está su corazón y da un par de palmaditas ahí para, sin emitir ni un sonido, articular las siguientes palabras:

Te has enamorado, ¿verdad?

Letras que no solo me arrebatan el aliento y se transforman en un terremoto por un momento, sino que también atraen consigo el mismo recuerdo que, probablemente, le hizo dudar minutos atrás.

mil y una mariposas. | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora