72. yg

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-¿Estás seguro de esto?

Cuando aparca el coche frente a las luces de neón del club del que una vez formé parte, el mundo parece temblar por un segundo.

-Sí.

La primavera nos ha abandonado hoy, y un frío que cala nuestros huesos ha tomado su lugar, reinando en esta ciudad. Incluso los pájaros parecen haberse quedado en sus cobijos en esta noche tan solitaria, demasiado asustados del viento helado que sopla con furia aquí y allá.

-Esta vez, no lo estropees. -Me advierte.

-¿Qué? ¿Hablas con Namjoon y Jungkook durante unos segundos y ya quieres protegerles? -Pregunto intentando adoptar un tono ofendido- ¿Dónde quedó nuestra amistad?

Ríe negando varias veces, clavando sus ojos sobre los míos.

-Ya sabes a qué me refiero.

-Sí. -Afirmo ya abriendo la puerta del coche- Lo sé, lo sé.

-Yoongi. -Agarra con fuerza mi chaqueta para detenerme cuando ya tengo un pie sobre el asfalto- Buena suerte.

-Gracias.

Y así, sigo mi camino hacia la entrada con el peso del universo entero sobre mis hombros mientras las nubes me advierten del peligro, rogándome que me aleje inmediatamente, pero yo sigo hacia delante, ignorándolas, recordando las palabras del nuevo bailarín de este club, aquellas que han permanecido en mi mente durante las últimas noches.

La puerta está abierta, ya que a estas horas de la noche, cientos de figuras comienzan a llegar para embriagarse y así poder olvidar sus vacías vidas. Pero hay algo diferente. Hoy parecen haber más figuras aquí dentro que nunca antes, por ello choco contra algunos hombros al abrirme camino a través del gentío, buscándole desesperado.

Pero no es su sombra la que hallo bajo estos focos.

-Yoongi...

Su voz profunda inunda mis oídos provocando que me gire en su dirección, topándome con dos siluetas con ojos llenos de sorpresa y confusión, incluso rechazo.

-Taehyung, Hoseok, me alegra volver a veros.

Intento ofrecerles una mano amable, pero permanecen impasibles frente a mí, tan solo dejando que la música se mezcle con el sonido de nuestra respiración.

-No recordaba que fuérais tan callados. -Hago un amago de sonrisa, una tan amarga que me quema el pecho- ¿Qué pasa?

Pero mis gentiles palabras no provocan ningún cambio en sus serios rostros y el fuego ya comienza a subir por mis piernas, mientras mis rodillas flaquean y trago saliva, siendo invadido por la repentina necesidad de escapar.

-¿Qué estás haciendo aquí?

Reconocería esa voz en cualquier parte.

-¡Namjoon! -Exclamo caminando hacia él- ¿Cuándo fue la última vez que nos vimos?

-Cuando decidiste abandonarnos.

La frialdad que carga sus actos me hiela, hasta el punto en que empiezo a convertirme en un cuerpo cubierto por una dura capa de hielo en medio de la primavera.

-Ouch. -Llevo una mano a mi pecho, imitando una estacada- Justo en el corazón.

Pero solo unas sonrisas fingidas se dibujan en el lienzo de sus rostros.

¿Fue este el lugar en el que una vez me sentí tan bienvenido?

-¿Qué estás buscando aquí, Yoongi?

Escondo una de mis manos en el bolsillo de mi pantalón, como si así pudiera hallar un resguardo y esquivar las balas que lanzan sus dedos.

-¿Está Jimin aquí?

En una mesa junto a mí hay una pequeña estatua, la cual giro de un lado a otro para así evitar esas miradas en las que puedo leer su decepción.

-Ya no trabaja aquí. -La voz de Tae me paraliza- Renunció hace tiempo.

-¿Es eso cierto...? -Pregunto en apenas un susurro, sin necesitar una respuesta.

Aclaro mi garganta y acomodo mi abrigo correctamente, enfrentando a las figuras que me juzgan en silencio.

-Entonces me marcharé.

Pero antes de que pueda girarme hacia la puerta de salida, su voz arrepentida me alcanza.

-Yoongi. -Namjoon me dedica esta vez una sutil sonrisa sincera- Este siempre será tu hogar.

Sin embargo, sus ojos me gritan una historia diferente, y sus mentiras guiadas por el deseo de empujarme a abandonar este lugar me confiesan que este ya no es el lugar al que pertenezco.

-Ambos sabemos que eso no es verdad.

Me abro paso hacia la puerta, sintiendo mis dedos congelados bajo unas nubes tan negras como el carbón.

-¡No te acerques a él! -La voz de Tae, una vez más, parece querer obligarme a desaparecer.

Me limito a hacer un movimiento de manos, siguiendo hacia delante, en señal de que obedeceré.

-¡Él ya te ha olvidado!

No me atreveré a decirlo en voz alta, pero sé que nunca ha dejado de aparecer frente a la puerta de mi club cada noche desde el día en que me marché. Y también guardaré en secreto las palabras de Jungkook, aquellas que me dieron el coraje para plantarme aquí esta noche.

Me pregunto qué tendrá el destino preparado para mí.

mil y una mariposas. | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora