11. jk

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Al despertar, su espalda erguida es lo primero que veo. Está sentado al pie de la cama, frota uno de sus ojos con una mano mientras con la otra sujeta un cigarro. La atmósfera cargada por el humo y mil secretos, nos envuelve en una mañana fría. Los escasos rayos de luz que se cuelan a través de la ventana iluminan su rostro. Y de la nada, aparece esa mariposa una vez más. Vuela en círculos sobre él, invitándome a tocarle. Casi sin darme cuenta, me levanto ligeramente y hago amago de rozar su brazo...pero es entonces, quizás por el ruido de la cama bajo mi tacto, cuando él se gira rápido y encuentra mi mirada.

-Sigues llorando.

Palpo mi mejilla aún húmeda, una lágrima se desliza imprudente hasta caer y estamparse contra las sábanas. Se acerca lento hacia mí, sus ojos compasivos ocultan mil misterios, haciendo que me aterre preguntar por qué le rodea un aura tan triste y llena de peligro. Sus dedos, suaves y casi tan frágiles como el cristal, arrasan con todas esas lágrimas que habían reinado sobre mí hasta ahora. Al notar su tacto sobre mi piel, suspiro al cerrar los ojos.

Tan solo han pasado un par de días desde que aquella mariposa azul me guió hasta él, pero tengo la sensación de que ya nos conocíamos desde mucho, mucho antes de que escuchara su voz por primera vez.

Apenas puedo recordar la noche anterior, es simplemente una mancha negra en mi memoria. Pero sí puedo sentir aún cómo agarró mis manos con fuerza, temiendo que me derrumbara ahí mismo, y me guió cauteloso hasta el lugar en el que nos encontramos ahora. Aún puedo oír esas palabras llenas de preocupación e inquietud, y ese tono de voz tan dulce que pudo calmar mis temblores.

Que aparte su mano y se levante sin previo aviso, me obliga a abrir los ojos, sorprendido y confuso. Niega enérgicamente, como si quisiera deshacerce de todos esos pensamientos que rondan por su mente. Se encamina hacia la puerta a paso ligero; la abre sin consideración alguna.

-Márchate.

Anhelo ser capaz de resolver ese gran misterio, pero tengo la sensación de que, si intentase adentrarme demasiado en el laberinto de enigmas que guarda dentro de él, acabaría devorándome. Me pregunto qué camino debería elegir para llegar hasta todos sus secretos. Me pregunto qué sendero debería tomar para poder viajar a su pasado y así conocer cada uno de sus recuerdos.

Pero en esta mañana fría de otoño, me resigno a dejarle atrás, esperando que en algún momento sea él mismo quien me revele todo aquello que quiero saber.

mil y una mariposas. | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora