75. yg

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Tan solo quienes tuvieran una mente poseída por la locura caerían a sus pies. Tan solo los más imprudentes saltarían desde la cima de la montaña para abalanzarse a través del acantilado que conduce hasta el amor. Y siempre pensé que no formaba parte de aquellos dementes, pero hace ya años atrás, me hallé a mí mismo llegando a los rincones más profundos de aquello a lo que llaman amor, y así descubrí algo sobre mí mismo aquel día.

Yoongi! ¡Mira! -Exclamó desde el escenario entusiasmado- ¡He aprendido un nuevo paso!

Yo también soy un demente.

Y me descubro ahora pensando en esta sala aún vacía del club en lo cruel que es el destino, ya que me obligó a enfrentarme a mi mayor miedo. Me hallé siendo atrapado por aquello que siempre quise rechazar, y es que al sentirme seguro en un mundo tan peligroso solo por el hecho de poder entrelazar nuestros dedos, tuve la certeza de que me había enamorado.

De una silueta que a veces me hacía perder la cabeza rodeado por unas paredes blancas que observaban con atención.

Sí, de él me enamoré.

De una figura que a veces me incitaba a gritar poseído por la frustración, mientras la Luna preocupada trataba de calmarnos al iluminar las gotas de agua que se deslizaban por nuestra piel, para que así notáramos cómo nuestros ojos nos pedían que nos detuviéramos.

Sí, de él me enamoré.

De esa sombra tan valiente que desafiaba al cielo y se adentraba en mil túneles oscuros, ya que al igual que yo, él también se sentía seguro siempre y cuando permaneciéramos juntos.

Sí, de él me enamoré.

De aquel que con tan solo su voz era capaz de arroparme con un manto de paz en medio del mayor caos.

Sí, de él me enamoré.

De quien deseaba bailar junto a mí para siempre, no sabiendo que anhelo poder contemplar cómo baila despreocupado sobre el escenario al ritmo de alguna canción cada día de mi vida.

-¡Yoongi! -Su voz proviene de la entrada.

Estoy enamorado.

Aunque siempre temí al amor e intenté construir una armadura a mi alrededor, unas manos gentiles consiguieron rozar mi corazón.

-Al fin te encuentro. -Suspira al acercarse a mí, cargando un rostro lleno de lágrimas.

Estoy enamorado, y lo lamento.

Ya que ardí debido a mi temor, y le arrastré a través del fuego ardiente conmigo.

Lo lamento tanto.

Ya que rompí mi propio corazón al marcharme, robando el suyo sin tan siquiera darme cuenta, creando un gran agujero en su pecho.

-Estás aquí. -Musito al tenerle frente a mí, palmando su cara con manos temblorosas.

Lo lamento.

Ya que le enseñé a aquel que me mostró el lado tan maravilloso del amor, lo cruel que el amor podía llegar a ser.

-Por favor. -Me ruega al clavar sus ojos tristes sobre mí para después rodearme con sus brazos- No vuelvas a abandonarme.

Lamento que mis lágrimas causaran tal confusión en ti.

-Jimin.

Lamento haber huido sin detenerme ni un segundo a pensar en ti.

-Ya no tengo miedo.

Esta figura que se aferra con fuerza a mí me ha brindado el valor necesario para plantarle cara a cada uno de mis temores, y así adentrarme a través del bosque en el que el cruel destino me obligó a vagar, y hallar una salida, una luz cegadora que me transmite una sensación de liberación. Y es que mis manos saben que esas palabras que tanto me han atormentado durante todo este tiempo, esas ocho letras que por tantos años han estado clavadas en mi garganta cual espinas, hoy por fin, dejarán atrás mi cuerpo para alcanzar su piel tersa bajo mi tacto.

-Te quiero. -Confieso mientras un par de lágrimas gobiernan en mis mejillas.

Al fin. Al fin pude decirlo.

mil y una mariposas. | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora