16. jm

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Hace frío aquí dentro, en este club que aún tiene sus luces apagadas. Es extraño no escuchar las voces de las personas cantando y la música alta que taladra tu cabeza. El olor a alcohol y tabaco se ha esfumado y tan solo miro hacia mis pies mientras camino por este pasillo, dirigiéndome a la última puerta.

Hay decenas de secretos guardados aquí, confesiones que no deberíamos atravernos a decir en voz alta. En apenas unos días, estas paredes han escuchado sollozos y han visto manos temblar tanto que seguramente llegarían a creer que tenían un terremoto dentro de ellas. Estas ventanas tuvieron que ser abiertas para expulsar a través de ellas toda la tristeza que dejamos escapar, todos los sueños que acabaron en nada y nos hicieron fingir con una sonrisa amarga. Cada rincón de estas habitaciones recuerdan cada palabra que salió de nuertras bocas, incluso si tan solo fueron susurros, incluso si dudamos. No podremos olvidar.

Abro la puerta con cuidado, siendo consciente de lo que está a punto de caer sobre mí. Y le encuentro ahí, sentado en la silla, girado hacia la ventada contemplando el paisaje que aún grita invierno.

-Namjoon. -Ni siquiera espero a que reaccione- No podemos bailar mañana.

-¿Qué?

Su voz está cargada de decepción, aún así, no se molesta en mirarme, las vistas que observa a través de la ventana le tienen atrapado.

-No...

-¿Es por él otra vez?

Se gira despacio hacia mí, para tenerme cara a cara.

-¿Sigues negándote a bailar con alguien que no sea él?

En ese instante, las paredes, no pudiendo callar más, me susurran aquellas palabras que repitió una y mil veces Jungkook la noche en la que se quebró frente a mí.

Por favor, que esto sea nuestro secreto.

Y me impiden hablar.

-Sí.

¿Por qué oculto la verdad?

-Eso es.

Porque aún, si cierro los ojos, puedo imaginarle rogándome que no le contara a nadie que había presenciado cómo se rompía delante de mí, avergonzado por sus lágrimas, sin ser consciente de todas las que yo guardaba bajo llave dentro de mí.

-Solo bailaré con Yoongi.

Niega. Percibo una mezcla de resignación y tristeza en sus actos cuando suspira y se cruza de brazos antes de que su tono de voz tan seco me hiele:

-No necesito un bailarín que no puede bailar.

Da un par de pasos hacia delante, quedándose justo a mi lado y poniendo su mano sobre mi hombro, apretando con fuerza. Sentí que con este pequeño gesto, me pedía que no le obligara a echarme.

-Cancelaré vuestra actuación. -Dice tras un largo silencio- ¿Podrías al menos bailar en solitario?

Asiento mordiendo mi labio inferior, empujando hacia abajo todos aquellos gritos que intentan escapar pero quedan presos en mi garganta. Y quiero reírme de mí mismo. Camino sobre una cuerda floja a punto de romperse, apenas consigo mantenerme en equilibrio aquí arriba, en medio de este tornado. Solo por él.

-No me decepciones, Jimin.

Sus pasos suenan cada vez más lejanos, y con ellos, la lluvia nos da la bienvenida a un mundo gris y desolado.

-No otra vez.

Es una tormenta.

Pero mis dedos aún recuerdan su piel suave, y cómo se sentía el tener nuestras manos entrelazadas, sujetándonos fuerte por temor a perdernos. Mis ojos aún recuerdan ese momento en el que se toparon con los suyos, ese segundo que bastó para que el marrón de ellos me embelesara; aún recuerdan esa disimulada sonrisa que me impregnó de paz bajo un cielo que rebosaba dolor. Y nunca podré olvidar esas palabras mientras nos abríamos paso hasta mi casa.

-No quiero que esta noche acabe nunca.

Quizás la razón por la que entonces comencé a caminar más lento sea la misma por la que ahora soy incapaz de gritar la verdad.

Aún falta una eternidad para que la primavera nos arrope con sus sábanas cálidas y llenas de color; puede que cuando eso ocurra, encuentre la respuesta.

mil y una mariposas. | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora