-¿Por qué renunció Yoongi?
Mis palabras provocan un silencio que oculta mil secretos. Incluso en este restaurante en el que decenas de personas hablan animadas mientras otras utilizan el alcohol para ahogar sus penas, y un par de camareros luchan por abrirse paso entre el gentío, nosotros creamos una barrera a nuestro alrededor para evadirnos del resto y perdernos en telarañas que forman un puente frágil hacia el pasado.
Se miran cómplices, tartamudean algo que no llego a entender, confusos, piensan una y otra vez qué deberían confesar y qué callar o, quizás, buscan todas las letras que se extraviaron en el camino hasta este preciso momento. Si los recuerdos se convirtieran en polvo y el viento soplara fuerte aquí dentro, quizás las palabras que buscan podrían llegar antes a ellos.
Con el sonido de unos vasos que chocan y alguien que ya quiere marcharse, Jin se acomoda en su asiento y se cruza de brazos; un aura de resignación le cubre como un manto.
-Nadie conoce la verdadera razón...
Tengo la sensación de que se detuvo antes de acabar con aquello que quería confesar en esta noche estrellada, cuyas vistas estamos ignorando. Sentí que esperaba alguna que señal que le concediera el permiso para proseguir con este tema sobre el que hasta las nubes tienen prohibido hablar.
-Yoongi huyó. -Espeta Hoseok de repente, captando toda nuestra atención.
-Hoseok. -Dice entre dientes Jin, quien, casi como un acto reflejo, le golpea en el brazo.
Pero él ni se inmuta y yo mantengo la calma, deseando que continúe poniendo en palabras todos sus pensamientos. Juega con el vaso frente a él, tocándolo con la punta de los dedos para emitir algo similar al ritmo de una canción, sumergido en un océano de conjeturas e incertidumbres.
-Él siempre fue un cobarde. -Niega al esbozar una amarga sonrisa- Y su mayor temor era enamorarse.
Un gran suspiro escapa de los labios de Jin, quien parece rendirse ante las verdades que dispara la boca de la figura sentada a su lado. Apoya los codos sobre la mesa, posa su barbilla sobre la palma de una de sus manos y asiente con condescendiencia, propablemente queriendo mostrar con este pequeño gesto que su mente aún tiene memorizados los miedos del que una vez estuvo aquí con ellos.
-Temía tanto que, con el fin de no acabar atrapado por el amor, decidió alejarse de Jimin.
Ambos ríen al unísono, como si lo hubieran tenido planeado desde hacía ya décadas, porque ni siquiera les sorprende esta asombrosa coordinación.
-Diría que por aquel entonces, él aún no se había dado cuenta.
Jin sonríe al entrelazar su mirada con la de Hoseok, quien ahora asiente así como hizo él momentos atrás. Las nubes que diviso a través del ventanal frente a mí parecen imitar esta sutil acción, así como la Luna junto a las estrellas me susurran que pueden leer las mentes de todos a mi alrededor. Una ráfaga de viento trae consigo una curiosidad que recorre mi espina dorsal.
-¿De qué no se había dado cuenta? -Pregunto con el tono de voz de aquellos que preferirían no ser escuchados.
Cuatro ojos se clavan en mí, se cuestionan si deberían responder, observan el musgo negro sobre mis puños. Musgo creado a partir de un sentimiento que no consigo reconocer. Y mis dedos tiemblan.
-De que ya estaba enamorado.
-Ambos. -Añade Hoseok- Ambos lo estaban.
A pesar de que esto sea algo que mi piel ya sabía, parece secarse y empalidecer con el paso de los segundos. A pesar de que ya había oído hablar del vínculo que les unía, esta vez quiero quemar esa maldita mariposa que se acaba de presentar sin invitación frente a mí.
¿Qué demonios quieres?
Puede que trate de convercerme de algo, pero estoy demasiado hipnotizado por aquello que florece dentro de mí como las flores de primavera que ya quieren expulsar de esta ciudad al insistente invierno.
-Pero esto es tan solo lo que nosotros creemos. -Hace énfasis en esta palabra como si así quisiera consolarme- Nadie sabe qué pasó realmente.
-Nadie excepto Yoongi y Jimin.
Esa curiosidad obscecada y que anhela descifrar este enigma me sacude sin descanso y, junto a un fuego abrasador dentro de mí, me empujan al borde de un precipicio por el que me dispongo a saltar.
-Necesito descubrir qué sucedió. -Afirmo en voz alta.
-Jungkook. -Coloca su mano sobre mi puño tenso- Es mejor que dejes el pasado en paz.
-¿Por qué? -Replico ofuscado.
-Porque aún duele. -La voz de Hoseok se cuela entre las nuestras, intentando detener mis impulsos.
-Aún así...yo...
-Estás enamorado de Jimin, ¿verdad?
Esta pregunta me pilla tan desprevenido que mi armadura cae por su propio peso y no dudo ni un instante en asentir.
-Y necesito hablar con él.
Hoseok se cubre la cara con ambas manos para, en un segundo, frotarla con fuerza, como si quisiera liberarla de mil cicatrices ocultas que solo él puede ver.
-Hey...-Jin susurra al colocar una mano sobre su cabeza y sonreírle con delicadeza.
-Chico, eres muy persistente. -Dice al final- Quizás...si hubiera sido como tú...
En ese instante, aquel grito de Jin en medio de un campo desierto cruza como un tren a toda velocidad mi mente:
Deseo que Hoseok vuelva a bailar.
A continuación, como el flashback de una película que está siendo plasmada en una gran pantalla frente a mí, también las palabras de Tae llegan a mis oídos, haciéndome sentir que está de pie a mi lado:
...una persona que tan solo jugaba con sentimientos ajenos, provocando que muchos de nuestros bailarines renunciaran, cansados de sus juegos.
-Tú también te enamoraste de Jimin. -Pronuncio en voz alta arrepintiéndome al instante.
-Él puede llegar a ser muy, muy cruel. -Su voz cautelosa me impide entablar contacto visual, no quiero ver eso que sus ojos muestran ahora.
Pero el destino tiene sus propios planes para nosotros. Por mucho que queramos correr en dirección contraria o saltar a un árbol más cercano, no podremos evitar acabar caminando por el sendero que ya fue elegido para nosotros. Aunque deseemos esquivar mil golpes y mantenernos de pie cuando se supone que deberíamos estamparnos contra las rocas duras, al final, no podremos oponernos al Sol ardiente ni al futuro ya escrito.
-Ten cuidado.
Y así, nuestras miradas conectan como dos corrientes de electricidad cuya conexión hace mil bombas explotar.
Ahora ya lo sé.
Aquellos sentimientos que nacían dentro de mí son los mismos que veo reflejados en las ventanillas que me muestran su alma.
No hay duda.
Esa pesada sensación de que, por mucho que lo intentes, nada será suficiente. Esas punzadas en el pecho porque, por mucho que lo desees, no hay nada en tus manos que pueda cambiar algo.
Son los mismos.
Ese dolor que te roba el aliento ya que, aunque ruegues mil veces, no serás capaz de reprimir esa calidez que aflora en ti y que quisieras que aflorara también en él.
Nuestros sentimientos son los mismos.
Ese frío en las manos que te impide llegar a él y esa impotencia que paraliza tus pies, ya que, sin importar cuánto lo anheles, no podrás alcanzarle.
Porque ambos nos enamoramos de Jimin cuando él ya estaba enamorado de alguien más.
-Y buena suerte.
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mil y una mariposas. | kookmin
Fanfiction❝-Quedémonos así.❞ ❝-¿Cuánto tiempo?❞ ❝-Para siempre.❞ All Rights Reserved. ©oihoney