86. jk

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Corro tan rápido como mis pies agotados me lo permiten, calle abajo, estampándome con un par de hombros ajenos y siendo obligado a improvisar un par de disculpas apresuradas mientras intento ocultar mi rostro.

La Luna me observa compasiva, pidiéndole a las estrellas que alumbren mi camino, pero ahora tan solo quiero ahogarme en la oscuridad que el cielo nos otorga.

Hoy, al fin, tras más noches de las que puedo contar, nuestras miradas han vuelto a entrelazarse y confesarse todo aquello que nuestras bocas selladas callaban. Tras más días de los que quisiera admitir, su voz ha inundado una vez más mis oídos, y puedo asegurar que jamás había escuchado una melodía tan dulce. Sin embargo, la rabia recorre mis brazos y mi vista se nubla, pues habría deseado poder tocarle una vez más y sentir su piel bajo la mía.

Al abalanzarme calle abajo, mis lágrimas son movidas por el viento obcecado en impedirme avanzar, y mis mejillas son mordidas por las hojas marrones que abandonan a los árboles.

Y me detengo en seco.

Justo frente a mí, aparece una vez tras lo que me ha parecido una eternidad, esa mariposa azul que ya comenzaba a extrañar. A paso lento, me acerco a ella. Extiendo mi mano con cautela, anhelando poder rozar esas alas que bate con tanta velocidad, incitándome a pensar que intenta gritarme algo.

Sigue aquí.

Limpio las gotas que cubrían mis ojos para así deshacerme de mi vista nublada, y asegurarme de que mi imaginación no esté jugando con mis sentimientos a flor de piel que se tambalean sobre una cuerda floja, así como yo, al borde del abismo.

Está aquí de verdad.

Un cierto alivio se abre paso a través de mi espalda, poseyendo cada centímetro de mí, y llevándome a suspirar.

Esto aún no ha terminado.

-Jimin. -Pronuncio en voz alta para mí mismo.

Si ella sigue aquí, significa que...

-Estamos destinados a estar juntos.

mil y una mariposas. | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora