4. jk

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Si bailas sin un motivo, nunca conseguirás transmitir lo que hay ahí dentro.

Estas palabras desataron una tormenta de recuerdos dentro de mí. Sentí que mis pies ya no rozaban el suelo y viajaba a la velocidad de la luz hacia una puerta que llevaba al pasado. Una puerta ya marcada por los años, llena de arañazos y que iba perdiendo color con cada segundo que pasaba. Mis manos temblaban al abrirla y caí de rodillas al ver aquello que escondía tras ella.

-¡Papá! ¡Papá!

Corrí entusiasmado hacia él, agitando mis brazos en el aire y sonriendo a ese hombre que se encontraba de pie al final de la sala. Quería que me agarrara por la cintura y me levantara, haciéndome creer que podía volar. Quería verle orgulloso una vez más por mi actuación porque sí, porque a papá siempre le había encantado verme bailar. Yo tan solo quería que todo siguiera como antes, que los focos nunca se apagaran y ellos siempre estuvieran ahí, en la última fila esperando a que yo llegara. Pero llega un momento en el que te das cuenta de que el mundo nunca se para, todo cambia y lo que fue ayer, ya no será mañana. Las personas que una vez estuvieron a tu lado manteniéndote a flote cuando creías que te derrumbarías, de repente desaparecen.

-Jungkook...-Su voz temblaba casi tanto como él- Tu madre...

Y entonces te das cuenta de que la vida no es ese camino lleno de flores envuelto por el azul del cielo, no es ese camino sin piedras por el que andas sujetando una mano firme que te guía hacia donde tú quieras.

-Tu madre...

Antes de poder acabar la frase, decenas de lágrimas comenzaron a invadir su rostro. De su boca no salieron más palabras, pero no hacía falta: yo ya sabía qué era lo que le quemaba por dentro. Y fue ahí, justo en ese momento en el que él tomó mi mano y le escuché llorar mientras nos alejábamos del auditorio, cuando comprendí que la vida era un camino lleno de espinas, escombros y rocas que te harían caer una y mil veces, y todas esas manos a las que creías que podrías agarrarte, desaparecerán. Tenía apenas doce años cuando perdí la luz que alumbraba mis pasos y empecé a perder mis sueños lentamente.

-¡Sentimientos! ¡Te faltan sentimientos!

Otra vez las mismas palabras.

-Necesito a alguien que pueda transmitir lo que siente al público mientras baila.

Esto ya lo he escuchado antes.

-Lo siento. -Esa expresión de compasión de nuevo- No eres lo que buscamos.

Recorría todos los clubs de la zona, acudía a todas las audiciones posibles y practicaba hasta que el cansancio me consumía, pero nada era suficiente. Todos los sentimientos que afloraban en mí antes de subir a un escenario, desaparecían en cuanto la música empezaba a sonar y mis pies se movían.

-Ríndete ya, Jungkook.

Su tono de voz tan seco me congeló.

-Los sueños, sueños son.

Sentado en una esquina en un sillón viejo, miraba a través de la ventana casi sin pestañear cuando pisoteó sin apenas inmutarse todo lo que alguna vez había querido.

mil y una mariposas. | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora