48. jm

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Te has enamorado, ¿verdad?

La voz de Tae repitiendo esas palabras una y otra vez es lo único que puedo escuchar ahora que me aferro con fuerza a él.

Admítelo.

Están siendo grabadas con fuego sobre mi piel, provocando escalofríos con cada intento fallido por apartarlas de mi mente. No puedo. Y entonces, al encontrarme frente a la frustración y caer rendido ante la resignación, me limito a hacer lo único que sé. Alejarme.

Decepción y confusión a partes iguales son los ingredientes que distingo en su rostro. Su mirada clavada profundamente sobre mí, me incita a desviar mis ojos hacia el verde bajo nosotros.

No.

-Jungkook...-Me libero de su agarre y doy un paso hacia atrás- Yo...

-Está bien. Lo sé. -Su voz se quiebra pero ésto no le detiene- Úsame.

Me pregunto cómo, con tanto arrepentimiento deslizándose por sus manos, fue capaz de pronunciar aquellas palabras en alto.

-Úsame como a esa decena de extraños. -Continúa- No me importa.

Los árboles, cuyas ojas se transformaron en ira, me gritan ensimismados para que huya y, más que una sugerencia, me atrevería a asegurar que me ordenan decididos que me mantenga alejado de él tanto como pueda. El suelo bajo mis pies se derrite, o quizás esté siendo cubierto por esas lágrimas invisibles que caen sobre nosotros. Siento algo pesado en mi pecho y por un segundo pensé que el cielo, obedeciendo a los árboles, lanzó una roca directa a mi corazón para así impedir que siguiera latiendo.

No estoy enamorado.

-De acuerdo.

Mi voz invita a un par de nubes grises, las mismas que nos habían brindado un oasis de paz hacía tan solo un momento. Me hes imposible oír a los grillos cantar, no puedo ver a la alegre hierba bailar al ritmo de su canción. El remordimiento ya empieza a devorar este paisaje.

Y dejamos atrás este lienzo que ha comenzado a romperse y esas flores que apenas florecieron que ya se estaban marchitando. Desearía poder decir que la ciudad nos recibió con las luces de la noche y las vívidas conversaciones de los transeúntes uniéndose con los motores de los coches. Pero en su lugar, nos encontramos con una silenciosa y solitaria noche. Un par de personas caminaban cabizbajas, como si quisieran esconderse de la rabia que cubría el mundo ahora mismo, y algunas de las farolas parpadeaban, al borde de su final. Aún así, él sujeta mi mano inseguro, sí, puedo percibirlo por la forma en la que tiembla. Pero sus dedos fríos no parecen estar dispuestos a permitirme marchar, me ruegan que les siga un poco más. Casi corremos dirigiéndonos al club, a esa misma habitación que ha ocultado mil secretos y ha escuchado mis gemidos más veces de las que me gustaría admitir.

Hoy es el primer día de primavera y, sin embargo, el invierno aún no ha decidido abandonarnos todavía aunque lo pareciera unos instantes atrás. Ha vuelto a nosotros, quizás para advertirnos del peligro en el que nos adentramos.

Mi mirada se clava en él, quien está concentrado en nuestro camino. Algo en su semblante hace que mi corazón se ahogue en un océano de pesanumbrez y remordimientos, pero sus ojos reflejan la luz de las estrellas, casi brillando.

No estoy enamorado.

Me susurro cuando abre la puerta fallando al intentar meter la llave por primera vez porque estaba demasiado centrado en mí.

No estoy enamorado.

Nos precipitamos a través del pasillo escuchando el eco de nuestras risas y es que, devorado por las ganas y saboteado por las prisas, tropezó varias veces al intentar besarme y caminar al mismo tiempo.

No estoy enamorado.

Me deshago de su ropa, anhelando sentir su piel contra la mía en esta noche helada.

No estoy enamorado.

Me besa con cautela y suavidad, recorriendo mi cuerpo con la punta de sus dedos, despacio, memorizando cada cicatriz y lunar en él.

No estoy enamorado.

Coloco mi mano sobre su pecho desnudo para impedirle que prosiga, empujándole ligeramente hacia atrás, a lo cual él responde frunciendo el ceño.

-Lo que estamos a punto de hacer, no significa nada para mí. -Me quito la camiseta mientras él se sienta sobre la cama- Nada.

Permanece quieto ahí, perdido en pensamientos, quizás procesando lo que acabo de decir. Pero, para mi sorpresa, tan solo ríe al abrirse paso hacia mí de nuevo con una sutil sonrisa asomándose en su boca.

-Vale. -Susurra en mi oreja, rozándola con sus labios.

-Jungkook. -Mi voz seca acaba con su descuidada actitud, casi obligándole a mirarme cara a cara- No te enamores de mí.

No sabría decir si aquellas palabras eran dirigidas a él deseando convertirse en una orden que no pudiera rechazar o, más bien, un ruego que cayó en saco roto.

En esta primera noche de primavera, encontré una pequeña cajita escondida en algún rincón dentro de mí. Cubierta por una fina capa de polvo como si de una manta se tratase, llena de rasguños y marcas de un par de golpes. Temía abrirla y asomarme a ella. Mientras la cama temblaba bajo nuestras huellas, tan solo me limité a observarla.

Es esa mariposa azul otra vez.

Y ella también, sí, ella repetía esas mismas palabras que escuché por primera vez de aquel con la voz tan profunda. Pero no.

No estoy enamorado.

mil y una mariposas. | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora