mil y una mariposas. | kookmin

80. jk

Tras haber sido envueltos por el verano, al fin, las puertas del club vuelven a abrirse. El calor abrasador parece haber traído consigo una pizca de esperanza y un puñado de fuerza, una mezcla que la brisa cálida vierte sobre nosotros, otorgándonos así el empujón que necesitamos para seguir adelante.

Al mirar al cielo a través de la ventana, descubro un par de pájaros que vuelan de aquí para allá tranquilos, sin temer que alguna tormenta vaya a engullirles de repente. Sin embargo, yo aún me hallo con los pies empadados al haber sobrevivido a tantas tempestades. Aún tiemblan mis manos y las telarañas en mi mente forman un caos que provoca que caiga y mis rodillas flaqueen al intentar levantarme.

Me hes imposible evitar preguntarme si, en algún momento, mi nombre cruzará su mente, o si quizás, recuerda el tacto de mi piel bajo las yemas de sus dedos.

Pero desde aquel fatídico día, sus pasos no han vuelto a ser escuchados sobre el suelo en el que yo me alzo, su voz no ha vuelto a retumbar contra las paredes en las que me hallo, y sus manos no han intentado alcanzarme de nuevo. Todo aquello que vivimos parecen recuerdos tan lejanos, que se me asemejan a una película antigua cubierta por un manto de polvo, abandonada en la esquina de alguna estantería sobre la que ya nadie clava sus ojos. Y es que todas nuestras memorias se disipan y nublan, se mezclan en mi mente, y parecen más producto de un sueño que de la realidad. Pero no, aún no.

Aún no he olvidado su figura delgada que con tanta fuerza se aferraba a mí, aún no he olvidado sus manos pequeñas que parecían encajar a la perfección con mis vastas manos, ni he olvidado cómo se movía al son de la música guiándome a través del escenario, convirtiéndose en la luz que más brillaba frente a mí. Sí, definitivamente.

Aún sigo enamorado.

Sin embargo, me atrevería a asegurar que si él fuera un pájaro y yo una de sus plumas, sería esa que perdió un día volando y no extrañó.

Así que, mariposa zul, ¿podrías marcharte ya?