73. jm

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Junto a mí, decenas de personas llegan al club en esta noche llena de estrellas que parecen brillar solo para nosotros. A través de cientos de sombras, me abro paso hacia el final del pasillo, a la sala de prácticas, donde todos ellos ya deben estar esperándome. A pesar de la música ensordecedora, los gritos y suspiros que cuelgan de nuestras bocas, se respira cierta paz aquí dentro.

Una paz frágil que quiebra en cuanto me paro frente a la puerta.

-¡Te dije que no te entrometieras! -Oigo a Hoseok exclamar.

Palabras frías que rebosan decepción o, más que eso, rabia, y rozo con dedos temblorosos el pomo, no queriendo adentrarme en ese caos aún.

-Estuviste en su club hará ya un par de noches. -Una voz más calmada pero aún así ofuscada alcanza mis oídos- ¿Es esa la razón por la que ha venido hoy?

-Yo...

Y una tercera voz se una a la melodía perturbadora que crean en el ambiente, una que tiembla en el aire, no siendo capaz de articular palabrar.

-No creí que Yoongi vendría a buscar a Jimin aquí.

Me congelo cual estatua de hielo.

-¡Esto podría haberlo aruinado todo!

Tras esas palabras pronunciadas por una voz profunda, me hes imposible escuchar algún sonido más.

Las paredes a mi alrededor parecen estar derrumbándose sobre mí, los árboles que nos rodean tiemblan mecidos por un viento furioso que conocía desde el principio la existencia de la tormenta que se aproximaba a pasos agigantados. Y las nubes adoptan un tono más oscuro mientras nos advierte de que unos rayos están a punto de iluminar la ciudad en esta noche de primavera, una noche que ha sido repentinamente secuestrada por el invierno.

Aprieto con fuerza mi puño, y por alguna razón hay una parte de mí aterrada que se balancea sobre la línea entre la decepción y la negación mientras al fin abro la puerta bruscamente e irrumpo en la sala siendo acompañado por mis gritos sordos:

-¡¿Yoongi estuvo aquí?!

Todos clavan sus ojos sobre mí, anonadados, y con sus bocas abiertas mientras un millón de palabras se deslizan hacia abajo, convirtiéndose en una cascada formada a partir de todas las letras que guardan como un secreto en sus cuerpos.

-¡Responded!

Tae niega ligeramente, pero no como respuesta; tengo la sensación de que este simple acto fue más bien producto de su deseo de aclarar su mente y abrir un camino en el bosque en el que se encuentra atrapado, también temiendo a la tormenta que se acerca.

-Sí. -Suelta al fin.

Una vez pensé que había seis farolillos iluminando la oscuridad por la que caminaba; pero eso fue hace mucho, mucho tiempo. Unos años más tarde, la cruel Luna me arrebató uno de ellos, apagando su llama con tan solo un soplo de aire y hoy, en esta noche en la que los focos brillan más que nunca sobre el local, sus llamas también se apagan.

-¿Por qué queríais ocultarlo?

Tan solo hay una diferencia esta vez.

-¿¡Por qué?!

-¿¡Por qué?! -Tae espeta de repente dando un paso hacia delante- ¡Porque no queríamos que volvieras a derrumbarte!

Esta vez son mis dudosas manos las que, con un movimiento veloz, apagan esas llamas a las que tanta fuerza les costaba seguir encendidas. Esta vez mis pies son los que huyen despavoridos, anhelando encontrarle mientras la lluvia ya ha comenzado a rozar nuestra piel.

-Jimin, ¿a dónde vas?

Esta voz en la que se puede palpar la preocupación, una en la que no existen prejuicios. Es Jungkook.

-Voy a buscar a Yoongi.

-¡Pero tenemos que subir al escenario ahora!

Hoseok, quien ha permanecido por casi una eternidad en silencio, se dirige a mí y alcanza mi brazo, sacudiéndome, quizás creyendo que así el caos de mi mente se desvanecerá y el oleaje del océano tras mis ojos se calmará y permitirá que las olas gentiles me guíen hasta la orilla.

-No tengo tiempo, yo...

Deshaciéndome de su agarre, negando infinitas veces mientras trato de llegar a la puerta, pero unas palabras afiladas cual cuchillos me detienen.

-Jimin. -Namjoon ni siquiera es capaz de mirarme directamente a los ojos al hablar- Si te vas ahora, no será necesario que vuelvas. Nunca.

Sí. Esta vez caminaré en solitario a través de esta oscuridad intentando encender de nuevo aquel farolillo que fue apagado bruscamente por el cruel destino, mientras me despido de las llamaradas de aquellos que hasta ahora se mantuvieron de pie junto a mis pasos débiles.

-Lo siento.

Y me adentro en los restos de la casa de cartas que una vez construí pero fue demolida por unos dedos entrometidos. Busco su figura entre los escombros, buscando bajo cada carta, tras cada suspiro, con manos cansadas. Le busco, le busco y le busco. Lejos de aquí, me despido del sendero que se abría a través de los árboles a mi derecha, me despido de la voz dulce que provenía de la ventana, para así saludar a mi pasado andante, el cual vuelve a cobrar vida en mi presente.

Mientras me abalanzo calle abajo tropezando varias veces y estampándome con los hombros de decenas de extraños, me asalta la certeza de que no es este el camino que deberíamos haber tomado hoy, no, porque esta noche se suponía que presenciaríamos rostros entusiasmados en el público y les dejaríamos sin aliento con el baile que nuestra imaginación creó. Se suponía que el sudor cubriría nuestros cuerpos bajo los focos y la música seguiría sonando, se suponía que bailaríamos sin descanso, mostrándole a esa sombra entre el público lo mejor de nosotros.

Esta era la gran noche, pero todos nuestros sueños han acabado siendo reducidos a cenizas que el viento secuestra.

Todas nuestras esperanzas y anhelos se han quebrado.

Y aquello que provoca el abandono de mis fuerzas y un ardor en mi pecho es que, mientras mis pies siguen moviéndose hacia delante, sé que les he robado todo aquello que alguna vez desearon.

Lágrimas de resbalan por mis heladas mejillas al mismo tiempo en que una brisa hambrienta golpea mi rostro, y gotas de agua se abalanzan sobre mí, empapándome por completo y relámpagos visitan este cielo nocturno tan oscuro. Intento apartarlas, acabar con ellas, pero más y más salen de mis ojos agotados, o quizás sea tan solo la lluvia, no lo sé, ya que mi mente está nublada y soy incapaz de pensar con claridad.

Tan solo necesito encontrarle. Por favor.

-¡Jimin!

mil y una mariposas. | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora