-¿Jungkook?
Se puede palpar la confusión en mi voz, porque la persona que tengo frente a mí ahora mismo no parece la misma de la que me despedí hace tan solo unas horas.
-¿Qué estás haciendo aquí?
Por un instante, le hes imposible mediar palabra. Siento que mis rodillas flaquean al tener que contemplar en silencio cómo pretende que no está a punto de desplomarse aquí mismo.
-No lo sé. -Me parece escucharle decir entre dientes, pero sus sollozos hacen que descifrar sus palabras se convierta en una tarea difícil.
Nunca imaginé que unos labios pudieran temblar tanto.
Mil preguntas rondan mi mente curiosa bajo este cielo estrellado que se cierne sobre nosotros y nos observa como si esto fuera la escena de una película.
-Entra. -Digo asiándole del brazo- Hace frío.
Quisiera saber qué sucedió desde que nuestras manos se rozaron por última vez, quisiera saber qué bomba estalló para incitarle a correr hasta mi puerta en plena noche.
Cuando observé su silueta perderse entre las luces de las calles, él aún parecía estar vivo.
Le guio hasta el sofá del salón y le ofrezco una manta con la que arroparse, esperando poder así acabar con esos escalofríos que recorren su espalda, pero me temo que son provocados por algo más. Aún así, le rodeo con ella y me siento junto a él en silencio, aguardando al momento en el que se sienta preparado para abrir una diminuta puerta hacia su interior para mí, para que así pueda descubrir una parte más de su historia.
Pero las agujas del reloj se mueven, los minutos pasan sin que él tan siquiera pestañee y comienzo a sentir que a mi lado tan solo hay un cuerpo hueco al que le han arrebatado el alma. Su respiración a desritmo es lo único que me asegura que no es una simple ilusión.
Me acomodo en el sofá y, rodeándole con mis brazos, le acerco a mí tanto como puedo, hasta que no hay espacio entre nosotros. Deja caer su cabeza sobre mi hombro y es entonces, en el instante en que siento su cálida mejilla sobre mi piel, cuando me invade la certeza de que la irónica vida disfruta jugando con nosotros como si fuésemos piezas de un juego de mesa.
Porque no hace mucho era yo quien se derrumbaba y era sepultado bajo montañas de escombros y él quien intentaba convertirse en el soporte que pudiera mantenerme a flote. Y ahora, míranos, soy yo quien desesperado intenta encontrar la manera de hacerle regresar a la realidad y él quien, casi sin vida, pierde la esperanza con cada aliento.
Tan solo una solución cruza mi mente en ese momento; ahora mismo solo hay una cosa que yo puedo hacer, y es justo aquello que él hizo por mí.
Dejarle saber que no está solo.
-Jungkook. -Rozo su mejilla con la punta de mis dedos, guiando su cabeza hacia mí para que nuestros ojos se crucen- Estoy aquí.
Son apenas dos simples palabras las necesarias para que el mar dentro de él se desborde e inunde su mirada con gotas cristalinas que brillan bajo la luz. Son apenas dos meras palabras las desencadenantes del oleaje que toma su cuerpo y lo transforma en un mar de deseos vacíos y promesas que nunca se llevarán a cabo. A veces, no se necesita bajar la Luna para brindar ayuda a alguien que pide desesperado un salvavidas.
-Él tiene razón. -Me confiesa sin que yo tenga la más remota idea de a quién se refiere- Fue culpa nuestra.
Me limito a escucharle sin emitir ni un sonido, porque siento que eso es todo lo que su mente cansada necesita ahora.
-Incluso si ahora soy capaz de admitir con la mano en el corazón que supe de la existencia de aquel infierno en el que ella vivía, hubo un tiempo en el que no era así. -Percibo lágrimas deslizándose por su piel suave- Cuando ella aún estaba viva, quise negar la realidad.
Pero sí sé sobre quién me revelan secretos esta confesión que tanta desdicha le causa.
Habla sobre su madre con tanto dolor en su voz, con semejante tristeza en sus ojos y siento que, si no elijo bien mis siguientes palabras, podría perderle aquí y ahora para siempre.
-No puedo ni siquiera atreverme a imaginar todo lo que tu madre guardaba bajo llave dentro de ella, y tampoco podría adivinar todo aquello que tú escondes dentro de ti pero lo que sí sé es que, mientras ella pensaba en despedirse de este mundo, tú eras solo un niño y estoy seguro de que estabas tan, tan asustado. -Tomo una de sus manos entre las mías- Y porque el miedo te poseía, intentaste ignorar la verdad.
Las estrellas encima de nosotros parecen estar acercándose, quizás intentando traer luz a la penumbra que le tiene atrapado.
-Y cuando tu madre desapareció, no pudiste aceptar que te hubiera abandonado, ¿verdad? -Fuerzo una sonrisa sutil- Pero, créeme, ella nunca quiso dejarte solo.
La Luna parece querer susurrarnos algo, pero permanece callada al no ser capaz de plasmar sus pensamientos en palabras.
-Pondría la mano sobre el fuego al asegurar que no dudaste en perdonar a tu madre porque, al fin y al cabo, tú más que nadie fuiste testigo de su sufrimiento. -Suspiro asintiendo ligeramente- Y así como la perdonaste a ella, tienes que perdonarte a ti mismo. Porque no fuiste tú quien acabó con ella, fue esta vida cruel quien la obligó a decir adiós.
Estas palabras no exterminarán todas las arañas que tejen mil redes de desgracias y culpa en las paredes de su cuerpo, no, esto no basta para destruir todas las rocas creadas a partir del arrepentimiento que le acompañan como un viajero más en el camino que recorre a diario pero, por ahora, es suficiente para calmar sus dedos nerviosos y hacer que su corazón comience a latir a un ritmo normal. Por ahora, es suficiente para que se tumbe agotado y cierre los ojos, anhelando que el sueño llame a su puerta y le transporte al mundo de los sueños de los niños que aún pueden contar sus años con los dedos de sus manos.
Me quedé ahí sentado velando por su paz y rogándole a las nubes gentiles que le permitieran evadirse de su cruel y cruda realidad, y pudiera hallar un oasis de tranquilidad en el desierto por el que era forzado a vagar.
Y también yo, tras cerciorarme de que ya no abriría los ojos buscando sin aliento algo de consuelo, cedí al agotamiento y me quedé dormido a su lado.
Sentí que dormía sobre una cama de algodón y que no existía un lugar más seguro sobre la faz de la Tierra.
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mil y una mariposas. | kookmin
Fanfic❝-Quedémonos así.❞ ❝-¿Cuánto tiempo?❞ ❝-Para siempre.❞ All Rights Reserved. ©oihoney