-¡Buenos días, Jimin!
Su voz tan enérgica parece retumbar contra las paredes de esta habitación, llenando la atmósfera con esa euforia que él desprende desde la puerta. A pesar de esa alegre aura que emana, sus palabras se tornan en taladros causantes de que mi cabeza sea presa de un terremoto, y deseo que el suelo se abra bajo sus pies y le devore, para así hallar tranquilidad en la soledad. Pero entonces, tan rápido como los pájaros apresurados cruzan hoy el cielo teñido por tonos azules, me doy cuenta de que estas no son mis sábanas y esta no es mi cama.
-¿Por qué estoy aquí? -Pregunto en voz alta, aunque más bien para mí mismo, al dedicarle una mirada confusa e inquisitiva.
Se cruza de brazos respirando hondo, juzgándome desde lejos con ojos indulgentes que temen a lo que sus actos puedan desencadenar, quizás porque ya han provocado demasiados derrumbes en un pasado no tan lejano.
-Porque, una vez más, te encontré frente a ese maldito club pero esta vez, olías a alcohol.
Tan solo conservo en un rincón del caos de mi mente recuerdos vagos de la noche anterior. Las luces que ya comenzaban a apagarse, una calle deshabitada, una gran puerta reinada por un cartel luminoso, el humo del tabaco, el ruido ensordecedor de algunos coches y mis fuerzas flaqueando.
-¿Sabes? De una forma u otra, siempre acabas en mi cama.
Su tono burlón es seguido por una risa interminable que, de nuevo, parece hacer eco, como si se encontrara en un acantilado y gritara entusiasmado sus palabras.
-¡Calla, Tae! -Exclamo al lanzarle la almohada más cercana a mí.
Esquiva mi ataque cubriendo su cabeza con ambas manos sin demasiado esfuerzo ya que, aún, la debilidad se apodera de mi cuerpo y me siento pesado, sintiendo que cargo con mil rocas atadas a cada parte de mí. Acto seguido, tras regalarme una última sonrisa compasiva, aclara su garganta y su expresión se torna más seria.
-Vamos. -Dice invitándome a levantarme con un gesto breve de manos- Vístete. Te llevaré al club.
Su sombra desaparece en el pasillo, el cual es ligeramente iluminado por los leves rayos de Sol que atraviesan la ventana en esta mañana un poco más cálida; la primavera empieza a pisar con más ahínco, queriendo envolvernos en sus amables brazos.
El paisaje se mueve a gran velocidad tras la ventanilla del coche, ni siquiera soy capaz de contar los innumerables edificios y figuras esbeltas que cruzan frente a mis curiosas pupilas. Conozco cada una de estas calles, aún así, se me asejeman diferentes, como si hubieran sido bañadas por mil nuevos colores y fueran vigiladas por mil nuevas nubes. En cada esquina, en medio de mil rostros y lugares que me resultan familiares, se esconde algún rostro o tienda que jamás había visto. Por más que vaguemos por el mismo sendero una y otra vez, siempre habrá algo que se escape a nuestra paciente mirada, siempre habrá algo que quede por descubrir.
-¿Sabes, Jimin? Nunca me contaste por qué empezaste a bailar. -Suelta de repente al girar a la derecha- Es decir, sé que la razón por la que entraste en el club fue Yoongi pero, ¿qué te llevó a empezar a bailar?
Me acomodo en el asiento, dejando escapar un suspiro que carga con aquellas memorias que se proyectan ahora frente a mí como si de una antigua película se tratara. Recuerdo aquella tarde de hace ya casi ocho años con tanto detalle, que se podría decir que llevo aquella escena plasmada en mi piel.
-Cuando tenía catorce años, acudí a un concurso de baile y uno de los participantes, quien tendría tan solo un par de años menos que yo, fue quien me dejó prendado.
Aún puedo contar con certeza, si cierro los ojos, cuántas luces había sobre aquel escenario, el número de personas sentadas en primera fila y cuántas veces respiró profundamente para reunir valor antes de que la música sonara.
-Cuando las luces se apagaron y comenzó a bailar bajo los focos, sentí que, lentamente, estaba capturando con sus manos los corazones de todos los presentes en aquella sala. Guardándolos entre sus dedos y provocando que temblaran con cada paso que daba. -Asiento al sonreír, casi pudiendo imaginarle delante de mí- Al final de su actuación, el público se levantó aplaudiendo y se podía leer en sus miradas que sus corazones habían sido alcanzados, tal y como el mío.
Calle abajo, a punto de llegar a nuestro destino, y yo a punto de acabar con esta historia de hace algunos años que aún continúa.
-Aquel día, pensé que yo también quería ser capaz de hacer eso: tomar el corazón de alguien entre mis manos y ser el causante de que cien escalofríos recorrieran sus espaldas.
Bajamos del coche, cerrando la puerta con un sonido sordo, y nos adentramos en el club. Caminando sin prisa, Tae sigue esperando paciente a que mis palabras abandonen mis labios, intrigado.
-Así que aquel chico sin nombre fue la razón por la que comencé a bailar. -Mi expresión ahora más amarga se encuentra con sus ojos- Pero nunca volví a verle.
Me pregunto si aquella figura seguirá subiendo a cada escenario que se cruce por su camino. Querría saber cuántos corazones más ha robado durante unos instantes, y si aún sonríe de tal forma al dar su último paso y correr hacia el público, probablemente para encontrarse con alguien que esperaba orgulloso entre los demás.
Me pregunto si alguna vez nos volveremos encontrar.
-¡Jimin!
Su voz se cuela en mi mente, sacudiendo todos mis pensamientos y devolviéndome abruptamente a la realidad.
-¿Empezamos? -Pregunta señalando el escenario.
-Sí.
Hoy, el aura que le envuelve parece haber cambiado y podría asegurar que ese peso en su pecho se ha disipado. No sé hacia dónde salió corriendo ayer pero, fuese donde fuese, puedo decir sin miedo a equivocarme que ha encontrado aquello que por tanto tiempo estuvo buscando.
Esa mariposa azul sobre su hombro. Ha pasado ya un tiempo desde la última vez, dime, ¿dónde habías estado?
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mil y una mariposas. | kookmin
Fanfiction❝-Quedémonos así.❞ ❝-¿Cuánto tiempo?❞ ❝-Para siempre.❞ All Rights Reserved. ©oihoney