66. jm

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A través de la puerta de esta casa de cartas que se alza temblorosa a mi alrededor, puedo contemplar el mundo que por tanto tiempo permaneció desconocido para mis ojos aterrados. Y aunque una brisa amable y voces familiares me inviten a abandonar al fin los escombros de este lugar, aún dudan mis pies al intentar escapar.

-Jimin.

Tae está sentado justo a mi lado sobre el escenario, respirando a destiempo tras horas de ensayo, jugando con una botella de agua entre sus manos y la vista clavada en los demás, quienes frente a nosotros pronuncian en voz alta más y más ideas para esta coreografía a la que todavía no hemos puesto un punto y final.

-Sé que aún esperas a Yoongi, -Hace una breve pausa, quizás para otorgarme el tiempo necesario para que sus palabras calen mi piel- pero, ¿sigues enamorado?

Los focos insistentes calientan mi espalda e iluminan mi figura esbelta, dando luz a la cueva por la que me encuentra vagando a ciegas, tropezando con cada piedra y sin tener un rumbo fijo.

-¿Sabías que estudios científicos aseguran que el amor dura tan solo alrededor de tres años? -Se adelanta a mis palabras, ni siquiera esperando a que mi voz se una a la suya- Mañana será el día exacto en el que se cumplirán tres años desde su marcha.

Las cartas que se deslizan frente a mí y precipitan hasta estamparse contra el suelo, provocan innumerables terremotos. Una casa que ya no posee un techo que me resguarde cuando la lluvia decida visitarnos, ni una puerta que impida la entrada de manos ajenas o un viento huracanado. Esta fortaleza que una vez construí para protegerme, ya no me parece tan segura. O quizás...

-Así que según la ciencia, mañana ya no deberías estar enamorado de él.

Quizás ya no necesite protegerme de la crueldad de esta vida.

-Por eso, no respondas ahora a mi pregunta. -Da una palmada sobre mi muslo antes de levantarse- Hablaremos mañana.

Quizás ya no sea necesario que me esconda entre las ruinas del pasado.

-¡Chicos! ¡Sigamos practicando!

Jungkook nos indica con un ligero movimiento de manos que nos aproximemos a ellos, lo cual hacemos sin pensarlo dos veces.

Una casa de cartas, una mariposa azul que vuela en la entrada, queriendo persuadirme para que deje atrás estas paredes de una vez. Una silueta que emana paz y provoca que una sensación de seguridad recorra mi cuerpo me observa con ojos embelesados, siendo custodiada por esa mariposa, la cual está siempre volando sobre su hombro. Un pasado oscuro y frío al que sigo atado, y unas manos que no quieren olvidar qué se sentía al rozar su piel pálida. Unos farolillos al final del sendero, cada vez brillan con más intensidad.

Y por un segundo dudé, por segundo mis labios desearon confesarle a Tae que, quizás y solo quizás, estos sentimientos que encierro dentro de mí habían comenzado a marchitarse hacia ya tiempo.

-Jimin, ¡vamos!

Quizás y solo quizás, haya al fin reunido el coraje suficiente para plantar un pie en la hierba fresca que se halla justo en la entrada de esta casa desmoronada.

-¡Eres muy lento!

Quizás y solo quizás, pueda tras tantas primaveras ser capaz de despedirme de estas paredes que por tanto tiempo me otorgaron cobijo y resguardaron del desastre y peligro que era mi mente.

-Ya voy, Jungkook, ya voy.

Quizás y solo quizás, todo empezó a cambiar desde que le conocí.

Pero me aterra soltar la mano de esa figura del pasado, me aterra decir adiós a las únicas huellas que conozco. Tras mil caídas y tempestades, me aterra abandonar esta casa de cartas.

Así que por ahora, me quedaré aquí dentro. Solo un poco más.

mil y una mariposas. | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora