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Era su primer día de castigo y para sorpresa de Carey, no era tan horrible como se esperadaba. Sobre la una de la tarde de esa misma mañana, la pequeña Stark se encontraba en su habitación haciendo una videollamada con Michelle, pues quería asegurarse de que no estaba molesta. Su padre ese día había decidido pasar la mañana con ella en la torre en lugar de irse a trabajar, lo cual le hacía bastante feliz, aunque el millonario había decidido ponerse a cocinar y eso definitivamente le daba qué pensar.

—... ¿Y ya has hablado con Peter? —preguntó Michelle con demasiado interés, aunque Carey solo prestaba atención a la imagen de su amiga.—

—No en realidad. —dijo en una pequeña mueca.—tengo miedo de qué me pueda decir él o su tía, creo que arruiné nuestra amistad.

Michelle se encogió de hombros y le indicó con un gesto que esperara. Se levantó, salió de lo que Carey creía que era su habitación y como a los cinco minutos volvió.

—¿Hablamos luego? Debo de irme a comer.  —dijo de forma apresurada, y tras una breve pero cariñosa despedida, finalizó la llamada.—

Carey tras hacer un leve estiramiento en su cama, se levantó y se dirigió hacia su escritorio. Había pensado en que durante el tiempo que estuviera sin asistir a la escuela, podría dedicarlo a estudiar. Poco después de haber empezado a revisar unos cálculos, escucho en el piso de abajo una voces. No escuchaba nada nítido así que se apresuró a la entrada de su habitación para poder escuchar algo hasta que entendió perfectamente "gracias por invitarnos" por parte de una voz femenina.

—Qué raro... —murmuró, bajando directamente hasta que se encontró con May y Peter Parker.— ¡Wow! Digo... ¡Hola! O más bien, no sé ¿qué hacen aquí? —preguntó con una risa incómoda mientras se rascaba un lado de la cabeza. Poca gracia le hacía que la vieran en pijama y con el cabello desordenado.—

—Carey, que bueno que llegaste. —pronunció Tony con una sonrisa.— puesto que tengo algunas cosas que concretar con May, les he invitado a comer. —le informó brevemente.— ¿por qué no vas con Peter a poner la mesa?

A cada suceso que ocurría, Carey se extrañaba más. De hecho, su padre tenía un tono de voz bastante amable comparado con el que él acostumbraba a tener y eso de cocinar y poner la mesa también era nuevo.

Peter, por otra parte, después de saludar tímidamente se dispuso a acompañar a Carey hasta la cocina donde recogerían todo aquello que necesitaban para poner la mesa.

—¿Estás enfadado conmigo? —preguntó apresuradamente Carey tras un largo silencio incómodo.— sé que lo estás por lo de ayer... De veras que siento muchísimo que nos hayan expulsado. No era mi intención y... —Peter la interrumpió.—

—Calma, por favor, no estoy enfadado contigo. -le dedicó una sonrisa.— en realidad solo quería agradecer que me hayas ayudado, son muy molestos cuando quieren.

—¿De verdad? Te prometo que me arrepentí muchísimo de lo que hice, no quiero suponerte una mancha en tu expediente y tampoco generarte problemas.

—Y yo te prometo a ti que de verdad, no me importa.

Carey le dedicó una sonrisa tranquila, sintiéndose satisfecha con su respuesta.

—¿Puedo preguntar qué hacen aquí tu tía y tú? Mi padre ni siquiera me había dicho nada.

—Me gustaría poder decirte más pero francamente, yo tampoco sé. —respondió con sinceridad.— solo sé que tu padre habló con mi tía y que nos iban a invitar a comer.

La chica forzó la expresión, le parecía bastante extraña la situación. Peter, con cierto nerviosismo, se quedó mirándola.

—Me parece todo realmente sospechoso. —murmuró tras unos segundos, pensativa.— ¡no soporto estas situaciones! Odio cuando alguien me oculta algo... ¿Tú no, Peter?

La Stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora