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Lucas se colocó sus falsas gafas de vista y se sentó sobre su mesa, mirando fijamente a los alumnos. Era consciente de los murmullos y los comentarios inadecuados pero no diría nada hasta que no fuese totalmente molesto.

—Buenos días. —dijo en voz alta, haciendo que todos callaran sus comentarios.— sí, soy muy joven para ser profesor y sí soy guapísimo. ¿Algo más que decir? —preguntó con gracia mientras se cruzaba de brazos.

Varias risas se hicieron presentes y Lucas sonrió con discreción. Igual ser profesor se le iba a dar bien.

—Disculpe... ¿Dónde está el profesor Douglas? —preguntó una alumna con timidez.

—Me imagino que en su casa. —contestó Lucas encogiéndose de hombros, haciendo que todos volvieran a reír.— ahora supongo que me tengo que presentar y todo eso... Bien. —hizo una pausa mientras movía sus pies de atrás hacía delante, ya que al estar sentado sobre la mesa estos no tocaban el suelo.— me llamo Lucas Murphy y como es evidente, este año seré vuestro nuevo profesor de arte. Tengo unas cuantas "reglas" o más bien advertencias, no soy muy estricto pero de incumplir estas puede que comience a serlo.

Se levantó de donde estaba y comenzó a caminar por el aula con paso tranquilo, observando a cada uno de sus alumnos. Peter no quitaba su cara de asombro y buscó a Carey con la mirada. Esta también lo miraba a él con sorpresa, pero se la veía más contenta con la noticia que Peter.

—Primera cosa que cambiaré. —dijo Lucas parando en mitad del pasillo que separaba chicos de chicas.—no me gusta el trazado arbitrario que hay montado en el aula, quiero que se levanten y se cambien. Pónganse con quien más les guste, sea mujer u hombre.

Se hizo un breve silencio y nadie se movió, Lucas alzó una ceja y se cruzó de brazos.

—¿He hablado en otro idioma o...? Que se cambien dije. —insistió.

Algunos se levantaron y entre pequeñas risas y entusiasmo se sentaron con sus amigos, felices de poder tener esa libertad. Entre ellos estaban Carey y Peter, que también se sentaron juntos.

—Señor Murphy, es que está en las normas que... —dijo uno de los alumnos, pero los demás que  ya comenzaban a cambiarse de sitio le interrumpieron.

—¡Tyler, cállate! —dijo un chico que se sentaba con una de las alumnas.— ¿acaso no estás harto de hacer como si las demás no existieran?

—Sí, pero... está mal.

—Mi clase, mis normas. —intervino Lucas.— esto no está mal... Lo que está mal es que en un aula de Arte hayan libros aburridos y no hayan pinturas o trabajos hechos por ustedes. Pero no se preocupen, en este curso arreglaremos eso.

Los alumnos volvieron a comentar entre ellos, felices de que por fin las aburridas clases se volvieran más creativas. Peter que ya estaba al lado de Carey se moría de ganas por comentar todo lo que estaba pasando, no creía que su profesor fuera Lucas y lo que tampoco podía creer es que no llevaba ni diez minutos dando clases y ya había roto múltiples reglas de ese centro.

—Dime que no soy el único que está viendo a Lucas con gafas impartiendo la clase. —le susurró Peter a Carey.

—No eres el único. —respondió la chica admirando al hombre con una sonrisa.— ¿no es maravilloso? Tenemos tres horas a la semana divertidas.

—¿Pero es encima tenemos dibujo tres horas a la semana? ¡Qué mal! Encima es Lucas, ¿piensas que nos va a traer algo bueno esto?

Carey le mandó a callar, ignorando las advertencias de Peter dispuesta a disfrutar de la clase, cosa que Peter no hizo pues el mal presentimiento no salía de su cuerpo.



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