La Stark

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Steve se separó de su amigo, la temperatura bajaba en su cuerpo y sentía como todo pasaba a ser de color negro. Su mayor pregunta en ese momento era ¿qué debería hacer? No sabía si se debía callar, si debía decir algo... No sabía bien qué hacer.

Tendría que elegir entre que por fin Bucky viviese bien o que no viviera con él y con Tony, por posibles riesgos.

—Buck, estaba todo solucionado. —pronunció Steve dolido, esa situación era como dar dos pasos hacia atrás.— Tony te perdonó, nos perdonó a ambos. Vivimos juntos, estamos en el mismo equipo. Todo iba bien. Solo dime, ¿por qué? ¿Qué esperabas que pasaría?

—No esperaba totalmente nada, Steve. Me conoces más que nadie. Dices las cosas como si hubiera sido a voluntad propia, sabes que jamás me acercaría a ella con una mala intención. —se defendió Bucky esperando que Steve fuera más comprensivo que Lucas, que se negaba a aceptar sus verdaderas intenciones.— no me juzgues, desde antes de conocerla cuando Stark me la describía sentí como una conexión. Fue... Instantáneo, no me puedo controlar las emociones y me agobia. Sentí que alguien como ella y a lo mejor en otra época me hubiera sanado el alma, pero no la quiero ni la busco a ella y debes creerme. Solo busco vivir en paz, aunque sea escondido en el complejo de forma ilegal, aunque me tengas que encerrar o sacar sin que nadie me vea. Solo quiero estar tranquilo.

Steve seguía sin creer lo que escuchaba, sonaba tan surrealista que parecía hasta ridículo. Su amigo estaba enamorado de alguien que consideraba como su hija, y no sabía cómo sentirse aún. Bucky era como su hermano y lo protegería toda su vida como él había hecho desde los años cuarenta. Pero Carey era su hija, a la que siempre había querido y tratado como tal. La había visto crecer desde una edad temprana y junto con Tony habían crecido todos esos años casi como una familia, hasta que se convirtieron en una. Tener a Bucky ahí delante confesando su amor por ella descolocaba todos sus sistemas, la perfecta armonía familiar se venía abajo como un castillo de naipes.

—Bucky, simplemente no te acerques demasiado a ella, no al menos con una intención romántica. Estoy seguro de que podremos solucionarlo, pero ese no es el problema que nos ocupa ahora. —suspiró tratando de calmar el estrés que sentía.— estoy preparando una boda, voy a ser abuelo, y tengo dos adolescentes un poco indisciplinados a los que tengo que salvar cada dos segundos porque les encantan los problemas. Tú atracción irracional puede solucionarse más tarde. ¿No crees?

—Nunca me he acercado a ella, no en un ámbito que se pueda considerar incorrecto. —pronunció Bucky con total sinceridad.— Steve, jamás lo haría.

El rubio lo miró y asintió ligeramente, colocando una  mano en su hombro.

—Sabes que confío plenamente en ti, pero ten cuidado, no todos tendrían tanta fe en ti.

Los días transcurrieron medianamente normales. Al paso de los mismos, los nervios y el estrés se hacían presentes en la vida de todos. Los preparativos de la boda eran estresantes y más cuando tenían ideas tan desiguales. Si Steve quería una boda íntima, Tony quería el evento del año. Si Steve prefería no ir de viaje, Tony ya miraba billetes de avión para cualquier lugar perdido del mundo. Así con todos los preparativos. Bucky se había aislado un poco y tan solo hablaba con Wanda y con Steve, quería evitar problemas. Por otro lado, Lucas tenía un papel importante en la ceremonia de sus amigos; sería la persona que oficiaría el evento. Parecía una locura, pero al ser algo de lo que los medios no podían enterarse por nada del mundo, era mejor que solo hubiera gente conocida por lo que ahí estaba Lucas, con un título sacado por internet y sin tener la menor idea de qué diría o haría.

El embarazo de Carey avanzaba con supuesta normalidad, aún ninguno de los dos había decidió qué hacer o había vuelto a hablar sobre ese tema. Por otra parte y como novedad, habían tablado una buena amistad con Wanda ya que Bucky se había separado de ellos sin justificación previa.